Diario de León

En su primera aparición, el presidente de Brasil intentó tranquilizar a los mercados y emitir señales de cambio

Lula anuncia que no hará «milagros» y que luchará contra el hambre

Brasil ha dado un giro a la izquierda con la elección como presidente de Lula da Silva con un abrumador apoyo en las urnas. Su excele

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Enviado especial de SAO PAULO. Anxo Lugilde
León

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La expectación era enorme ayer a mediodía en el Hotel Intercontinental de Sao Paulo. Con dos horas de retraso, Lula apareció con la lección bien aprendida y la legitimidad de los 52 millones de votos, el 61% del total, recibidos el domingo. En la noche electoral, cuando los periodistas lo abordaron en pleno maremágnun, el triunfador dijo con buen humor que su deber «era presevar la integridad de la prensa brasileña», así que retrasó las declaraciones hasta ayer, lunes. Cuando decicidó hablar, lo hizo leyendo en un papel un manifiesto preparado para mantener un delicado equilibrio, consistente en tranquilizar a los mercados financieros y emitir señales a la ciudadanía de que ha comenzado una nueva etapa. Por lo que anticipó ayer Lula, su política económica seguirá, por una parte, las grandes líneas ortodoxas del liberalismo Mantendrá la lucha contra la inflación y seguirá pagando la deuda externa de Brasil, mientras ingresa el préstamo concedido por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Al mismo tiempo, movilizará los discursos disponibles en el fomento de la producción y el empleo para reactivar la economía, según la clásica receta socialdemócrata. Propone un Pacto Nacional por Brasil. «Mi primer año de mandato tendrá el sello de la lucha contra el hambre», anunció Lula. Aseguró que si al final de sus cuatros años consigue que todos los brasileños coman tres veces al días, habrá cumplido «con la misión de mi vida». El combate de la desnutrición es uno de los cuatro ejes de su política. Los otros son la generación de empleo, la lucha contra la criminalidad y la mejora del sistema educativo. Para contener las tremendas expectativas generadas, Lula advirtió que «no hay soluciones milagrosas ante la enorme deuda social acumulada». En el discurso no había soflamas contra EE.UU., aunque sí apuntes de una política diferente. Lula apostó por la reducción de las barreras arancelarias con las que se castigan a la agricultura de los países pobres y expresó su respaldo a la ONU, el Protocolo de Kioto y el Tribunal Penal Internacional. En noviembre realizará su primer viaje al extranjero con destino a Argentina. A EE. UU., más tarde.

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