Un terremoto causa más de mil muertos y seis mil heridos en Argelia

El seísmo, calificado por el Gobierno argelino como «catástrofe nacional», tuvo una duración de unos tres minutos, aproximadamente, durante los cuales se derrumbaron numerosos edificios en Argel y en varias localidades de la wilaya (provincia) de Boumerdes, situada 50 kilómetros al este de la capital. El epicentro del terremoto se situó entre las localidades de Thenia y Zemmouri, según el Centro Argelino de Investigación en Astronomía y Astrofísica (Craag), situadas a unos 47 kilómetros al este de Argel, en la wilaya de Boumerdes. En Argel, muchos ciudadanos, empujados por el pánico, se echaron a la calle y permanecieron toda la noche fuera de sus casas ante el temor de que se produjera un nuevo terremoto. Durante toda la noche del miércoles al jueves, los habitantes de Argel sintieron por lo menos cinco sacudidas sísmicas, y la última, la de mayor intensidad, fue la que se produjo alrededor de las 4.12 hora local y alcanzó una magnitud de 5 grados en la escala abierta de Richter. La última sacudida provocó que muchas personas que habían regresado a sus domicilios se echaran de nuevo a la calle. En Argel, barrios populares degradados, como la Alcazaba, Bab El Oued y Belcourt, fueron los más afectados y donde se produjo el mayor número de muertos y heridos. Auxilio a la víctimas Las autoridades montaron de inmediato un dispositivo de coordinación de las tareas de auxilio a las víctimas de la catástrofe en la sede de la presidencia del Gobierno, en Argel. En la capital y en otras localidades afectadas por el seísmo se podían escuchar las sirenas de las ambulancias que trasladaban a los muertos y a los heridos a los hospitales. Mientras, la radio pública argelina iba emitiendo llamamientos angustiosos a la población, pidiendo calma y solicitando donantes de sangre en los centros hospitalarios, y apelando a los médicos y personal sanitario para que se trasladaran rápidamente a sus centros de trabajo. A las 5.00 hora local, Argel se quedó sin energía eléctrica ni teléfono y la ciudad se vio invadida por la oscuridad, rota de vez en cuando por los faros de algunas ambulancias y vehículos. Según varios testigos, algunas víctimas fallecieron al lanzarse de sus ventanas a la calle, pero la mayor parte quedó sepultada entre los escombros de sus viviendas. Por el momento, y mientras llega la ayuda internacional, el personal y los voluntarios de la Media Luna Roja ya están asistiendo en el terreno en las tareas de rescate de víctimas, primeros auxilios y transporte a hospitales.