Diario de León

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La victoria pírrica de Tony Blair

El juez Hutton ha exonerado al primer ministro británico de culpa en la elaboración de informes sobre Irak, pero la condena a la BBC no resuelve el por qué se atacó al país

Tony Blair, durante un mitin que ofreció en Rickmansworth

Tony Blair, durante un mitin que ofreció en Rickmansworth

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Íñigo Gurruchaga - londres
León

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El juez Brian Hutton ha provocado sorpresa con su informe sobre las circunstancias del suicidio de David Kelly, presentado esta semana y celebrado por Tony Blair como una reivindicación completa de su honestidad y como una condena moral de las acusaciones vertidas por la BBC. La sorpresa se debe a la diferencia de rigor con la que el juez parece haberse aplicado en el análisis de la BBC o del Gobierno. En el caso del ente público de radiotelevisión, el juez Hutton condena las informaciones emitidas por el corresponsal de Defensa, a las 6.07 horas de la mañana del 29 de mayo, como infundadas y culpa a los responsables de la BBC de fallar en su control editorial. La condena no puede ser disputada por nadie con un poco de sentido común. Gilligan afirmó, en el curso de una breve conversación en el aire con un colega, que el Gobierno de Tony Blair «probablemente» había incluido datos que sabía falsos en un dossier sobre el armamento de Irak presentado como la evaluación de los servicios secretos británicos. No se puede compaginar en una misma frase la gravísima acusación de que el Gobierno falsificó datos del informe y de que esto es probable. O Gilligan podía probar la acusación o debió callarse. Cuando los portavoces de Tony Blair llamaron inmediatamente a la BBC para exigir una rectificación, Gilligan enmendó y dijo, en el mismo programa, que todos los datos del dossier procedían de los servicios secretos, aunque entre los agentes había malestar -según su fuente, David Kelly- porque se incluían sin matices sobre su fiabilidad. Gilligan no repitió el error en la BBC. Cuando Alastair Campbell, entonces portavoz de Tony Blair, emprendió un ataque sostenido contr la BBC, a la que acusó de informar sobre la crisis en torno a Irak con un sesgo favorable a la opinión de la mitad de los británicos opuestos a la guerra, los directivos de la BBC no repararon en el error cometido inicialmente por Gilligan y defendieron la independencia de los informativos del ente público sin rectificar el error original. Como consecuencia de estos hechos, han dimitido Andrew Gilligan, el presidente de la BBC, Gavyn Davies, y su director general, Greg Dyke. El juez Hutton analiza también en su informe la correspondencia entre los departamentos del Gobierno británico en vísperas de la publicación del dossier sobre Irak. Entre las pruebas, se incluía el siguiente mensaje electrónico de Jonathan Powell, jefe de gabinete de Tony Blair, a Alastair Campbell, responsable de relaciones con la prensa, y a John Scarlett, responsable del dossier como presidente del Comité Conjunto de Inteligencia(JIC), a las 15.45 del 19 de septiembre de 2002: «Alastair, ¿Cual será el titular del Evening Standard el día de la publicación? ¿Qué titular queremos nosotros? Creo que la afirmación, en la página 19, de que Sadam está dispuesto a utilizar armas químicas y biológicas, AQB, si cree que su régimen está amenazado' es un poco problemática. Apoya el argumento de Don McIntyre(periodista de The Independent ) de que no hay amenaza de AQB y que sólo la crearemos si le atacamos. Creo que debéis corregir este párrafo».

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