Los ríos arrastran a cientos de dominicanos y haitianos

Las lluvias torrenciales caídas en los dos últimos días sobre la República Dominicana y Haití provocaron inundaciones y derrumbes que han causado la muerte de, al menos, 300 personas y la desaparición de otras tanta, muchas de las cuales fueron arrastrados por las aguas de los ríos desbordados. «Ha sido una gran tragedia», dijo el presidente dominicano Hipólito Mejía, al tiempo que declaraba el estado de emergencia en todo el país. Las imágenes de televisión corroboraban la desgracia. Cadáveres cubiertos de lodo, entre ellos los de numerosos niños, se alineaban en la morgue de Jimaní, la zona afectada con más virulencia. Según las predicciones del Servicio Nacional de Meteorología, las lluvias no remitirán en un par de días. «Encontraron a mi hija. Ahora veré si me queda algo de familia», decía llorando Elena Díaz, de 42 años, que esperaba en una larga cola en la puerta de la improvisada funeraria, en busca de su yerno y sus tres nietos. El director de la Defensa Civil, Radhamés Lora Salcedo, confirmó que cientos de hectáreas sembradas están anegadas. La energía eléctrica quedó cortada por la caída de muchas de las torres y el suministro de agua potable quedó afectado al dañarse muchas tuberías. Además se registraron dificultades con las comunicaciones telefónicas. Jimaní se encuentra cerca de la frontera con Haití y a 300 kilómetros de Santo Domingo, la capital, donde también evacuaron a miles de familias. Las autoridades alertaron sobre la escasez de ataúdes y bolsas para los cadáveres.