Los rebeldes utilizan el terrorismo mediático en Irak con los rehenes

Una tensa espera rodea la suerte que pueda correr el ciudadano británico Kenneth Bigley, secuestrado hace una semana, mientras que hay dudas sobre los varios comunicados que afirman que las dos rehenes italianas han sido asesinadas. Bigley -cuyos captores amenazaron con matarlo ayer por la tarde- fue secuestrado hace una semana en su domicilio en Bagdad, junto a dos compañeros de nacionalidad estadounidense, que ya han sido asesinados por el grupo Tauhid ual Yihad, vinculado al terrorista jordano Abu Musab al Zarqaui. Este grupo exigió la liberación de todas las mujeres iraquíes presas en las cárceles de Abu Ghraib y Um Qasr para perdonar la vida a sus tres rehenes. Eugene Armstrong y Jack Hensley, los dos norteamericanos, fueron decapitados y sus cuerpos arrojados a una cuneta ayer y anteayer, respectivamente. Presión sobre Blair En un vídeo publicado en la noche del miércoles en Internet, el rehén británico suplicó al primer ministro británico, Tony Blair, que hiciera lo posible por liberar a las mujeres para salvar así su vida. Sin embargo, las esperanzas de que se pueda llegar a un acuerdo desaparecieron cuando el propio primer ministro iraquí, Iyad Alaui, tomó en persona la decisión de no liberar a la científica iraquí Rihab Taha, detenida por el Ejército de Estados Unidos en Bagdad. Los medios de comunicación han convertido el secuestro del ciudadano británico, Kenneth Bigley, en una pesadilla moral para el primer ministro, Tony Blair, que podría tener consecuencias políticas. Las científicas retenidas Según las autoridades norteamericanas en Irak, sólo tienen bajo custodia a dos mujeres. La conocida como Doctora Germen, que se encuentra detenida en «un lugar seguro» del país, y Hoda Mahdi Amash, la llamada Señora Antrax. Ambas son acusadas por Estados Unidos de ser responsables del programa de armas biológicas durante el régimen de Sadam Husein. Además, el Gobierno de Italia aseguró ayer que, de momento, no hay pruebas concluyentes sobre la muerte de las dos cooperantes italianas secuestradas en Irak. De igual forma, requirió máxima prudencia sobre un segundo comunicado distribuido ayer anunciando la ejecución de Simona Pari y Simona Torretta. El grupo que lo divulgó, identificado como Ansar al Zawahri aseguró que distribuiría una cinta de vídeo con las imágenes.