Diario de León

El mar penetró 500 metros en la capital cubana y se teme que avance más en la pleamar

El «Wilma» inunda parte de los cayos de Florida y de La Habana

Miami Beach quedó como un campo de batalla con cristales, ramas y escombros por todas partes La torm

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T. López / N. Vázquez
León

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El huracán Wilma tocó tierra a las 6.30 de ayer, hora local, con categoría 3 (en la escala Saffir-Simpson, de 1 a 5), en el suroeste de Florida con vientos de 200 kilómetros por hora, grandes olas y matando al menos a una persona antes de debilitarse a categoría 2, mientras que en Cuba se registraron grandes inundaciones y destrozos en Pinar del Río, Ciudad de La Habana y La Habana. La víctima mortal es un hombre de Fort Lauderdale, que le cayó encima un árbol arrancado por el viento, indicó el portavoz del condado de Broward, Carl Fowler. El ojo del ciclón hizo su entra-da en la isla de Marco y, aunque unas horas más tarde descendió a categoría dos, volvió a recuperar su intensidad tres antes de abandonar el estado rumbo al océano Atlántico. Entretanto dejó miles de árboles caídos, casas destrozadas y sin electricidad a unos seis millones de personas en Florida. Destrozos en Miami Además de la ciudad de Miami Beach, que quedó como un campo de batalla con escombros, cristales rotos y ramas de árboles por todos los lados, uno de los lugares más castigados fueron los Cayos, donde más del 35% de la superficie resultó inundaba, según José Pesao, de los servicios de emergencia del condado de Monrou. El agua ha aislado esa región. La única carretera que conecta las islas con tierra firme está anegada y el aeropuerto ha sido cerrado. El gobernador Jeb Bush volvió a pedir a la población que no salga de sus casas. El presidente George W. Bush declaró «zona de catástrofe» el área afectada y prometió que la ayuda llegará pronto. En La Habana, el mar contenido habitualmente por el Malecón ha desbordado sus límites con olas que alcanzaron el octavo piso del Ministerio de Relaciones Exteriores, e inundado amplias zonas de la ciudad, entre ellas el conocido barrio del Vedado, la Avenida del Puerto y Miramar. «Estuvimos toda la noche despiertos, viendo desde las ventanas las grandes olas entrando por las calles», cuenta la doctora Celia Fernández, quien vive en un tercer piso a más de 500 metros de la costa. «Ahora el agua llega por encima de las rodillas en los bajos de nuestro edificio», añade. El ourensano Antonio Fidalgo vive desde hace más de 40 años en la misma casa de la calle G. «El agua nos ha llegado a la puerta. Una sola vez había ocurrido algo parecido tras el paso de la Tormenta del Siglo», comenta refiriéndose a las inundaciones de 1993. La Venecia caribeña Otros han tenido menos suerte y han visto inundadas sus casas con más de metro y medio de agua, como José Caballero, quien vive a 200 metros del mar. «Habíamos subido todo lo que pudimos a una altura de un metro, pero no fue suficiente», relata compungido. Desde un quinto piso, Esther Hernández ha visto pasar flotanto frente a su casa de la calle Tercera «de todo, desde muebles hasta juguetes, y la gente no esperaba que subiera tanto el agua». Y es que el mar ha llegado a más de medio kilómetro tierra adentro en algunos sitios y se espera que aún pueda subir más con la pleamar convirtiendo La Habana en una trágica Venecia caribeña. De momento no ha habido víctimas mortales, aunque sí grandes daños materiales. El resto de la ciudad así como las provincias de La Habana y Pinar del Río están sin suministro eléctrico desde la tarde del domingo. También hay zonas que carecen de agua potable. Ahora el Wilma sigue por la costa de EE.UU., y se espera que mañana se acerque a Canadá. Según el Centro de Huracanes de Miami, «es probable que ni siquiera deje lluvias después de llegar al mar».

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