Bush exige a China más libertad y elogia el modelo de Taiwán

El presidente George W. Bush aprovechó ayer su estancia en Japón, primera etapa de su gira por Asia, para pedir a China que se democratice y que dialogue con Taiwán, lo que le valió la airada advertencia de Pekín contra toda «injerencia». Bush dividió a Asia en tres categorías de países, en un discurso ante los empresarios nipones antes de viajar con destino a Pusan, en la costa de Corea del Sur, donde asistirá mañana y el sábado a la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (Apec). Para el líder estadounidense, esas categorías son: las democracias (Japón, Corea del Sur y Taiwán), los países que «dieron algunos pasos hacia la libertad pero que aún no llegaron al final del viaje» (China) y los regímenes totalitarios (Birma-nia y Corea del Norte). A continuación. Bush dedicó un elogio especial a Taiwán que, según afirmó, «conduce a su pueblo a la prosperidad y crea una sociedad china libre y democrática». Además, hizo un llamamiento al diálogo «entre China y Taiwán para lograr una solución pacífica de sus diferencias». No obstante, el presidente norteamericano recordó que para Washington sólo existe «una única China» y lanzó una advertencia contra todo «intento unilateral de cambiar el status quo actual». La matización del apoyo a Taiwán no impidió, sin embargo, que Pekín protestase inmediatamente, algo que sucede regularmente cuando Estados Unidos realiza declaraciones en favor de la isla separatista. «Taiwán forma parte de China», subrayó el ministro chino de Exteriores, Li Zhaoxing, presente en la cumbre de la Apec. Bush también hizo un llama-miento al régimen comunista para que se democratice al tiempo que consideró insepa-rable el progreso en derechos humanos y libertad religiosa de los avances económicos. «El pueblo chino quiere más libertad para expresarse, para rezar sin el control del Estado y para imprimir biblias y otros textos sagrados sin temor a un castigo», añadió el mandatario norteamericano. Las falsificaciones Desde el punto de vista económico, George W. Bush hizo un llamamiento a Pekín para que deje decidir al mercado el tipo de cambio del yuan con el dólar y a luchar contra la falsificación de artículos de marcas. Durante su estancia en Japón para entrevistarse con el primer ministro nipón, Junichiro Koizumi, Bush pronunció un fervoroso discurso de alabanza a su aliado nipón. En este contexto, calificó la alianza Japón-Estados Unidos de «pilar de la estabilidad y de la seguridad en la región», en un momento en que Koizumi es acusado de nacionalismo por chinos y surcoreanos. Además, ambos líderes hablaron del reciente acuerdo para reubicar a los soldados de estadounidense en Japón (50.000 hombres), y atribuir un mayor papel a las fuerzas militares niponas en misiones internacionales. Estso acuerdos le valieron al primer ministro japonés la airada respuesta de la calle, con manifestaciones de protesta, gritos y acusaciones de «seguidismo».