Los poderes de Raúl Castro, el pragmático

A las 18.22 del pasado 31 de julio -hora cubana- Raúl Castro Ruz, el hermano menor y admirador incondicional del comandante en jefe de la Revolución, sempiterno número dos, se convirtió por decreto del número uno en el regente provisional de los destinos de la isla mayor del Caribe. Aunque hasta el momento no se ha dejado ver, ni en persona ni en la pequeña pantalla, pocos dudan a estas alturas que esa cesión de poderes tiene todos los visos de ser definitiva, aunque Fidel logre recuperarse. Otra cosa es que la transición real no pueda comenzar hasta después de las honras fúnebres del líder carismático. Es opinión coincidente de todos sus biógrafos y hagiógrafos que Raúl Castro es un personaje duro, escurridizo, mal orador y al que le falta el carisma de su hermano. ¿Cuáles son sus armas para afrontar el reto sucesorio? Ocupa desde siempre los puestos claves en el organigrama de poder, es el jefe de unas Fuerzas Armadas Revolucionarias con 50.000 soldados bien entrenados y aceptablemente equipados. Además cuenta con la lealtad de sus generales, ejerce un férreo control sobre el aparato del Partido Comunista y sobre las principales empresas del sector turístico, uno de los pilares básicos de la economía del país. Pero, sobre todo, es un hombre pragmático que, consciente de sus limitaciones, viene abogando públicamente por el liderazgo colectivo del PCC. Desde su nuevo puesto deberá afrontar la negativa de EE.UU. a que sea él quien pilote la transición. Los cubanos tienen la palabra.