Diario de León

Morirán en la horca, como falleció ejecutado Saddam Hussein el pasado 30 de diciembre

Condenan a muerte a Alí el químico y otros dos ex dirigentes por genocidio

Se les acusa de ser los responsables de ejecuciones masivas y bombardeos en el Kurdistán iraquí

Alí Hasán al Majid «Alí el químico», escucha de pie el veredicto del tribunal que le ha juzgado

Alí Hasán al Majid «Alí el químico», escucha de pie el veredicto del tribunal que le ha juzgado

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colisa/afp | bagdad
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Alí el químico, primo del ex dictador Saddam Hussein, y otros dos ex dirigentes de su régimen fueron condenados ayer a pena de muerte por el Alto Tribunal Penal iraquí, que los declaró culpables del genocidio de 182.000 kurdos en 1988. Los tres estaban acusados de crímenes de guerra y contra la humanidad, cometidos durante una campaña de ejecuciones masivas y bombardeos en el Kurdistán iraquí, en el norte del país, en una operación bautizada «Anfal» (Botín). Alí Hasán al Majid, apodado Alí el químico , fue condenado a morir ahorcado tras ser declarado culpable de haber ordenado a las fuerzas de seguridad utilizar armas químicas contra los kurdos. También fueron condenados a muerte el ex ministro iraquí de Defensa, Sultan Hachim al-Tai, y Hussein Rachid al Tikriti, ex director adjunto de las operaciones militares en Irak. En total seis acusados comparecían ante el Alto Tribunal Penal iraquí, una jurisdicción creada especialmente para juzgar a los dirigentes del antiguo régimen. La Fiscalía había pedido en abril la pena capital contra cinco de ellos. Otros dos acusados, Farhan al Juburi y Sabir al Duri, ex responsables de los servicios de inteligencia militar, fueron condenados a cadena perpetua, mientras que el ex gobernador de Mosul, Taher al Ani fue absuelto por «falta de pruebas», como había pedido el Ministerio Público. En el juicio, Alí el químico reconoció abiertamente sus responsabilidades: «Fui yo quien dio las órdenes al ejército de destruir las ciudades», dijo, sin remordimientos. Gases tóxicos De 66 años, originario como Saddam Hussein de la región de Tikrit (al norte de Bagdad), fue apodado El químico por haber dirigido los días 17 y 18 de marzo de 1988 el bombardeo con gases tóxicos de Halabja, que causó 5.000 muertes, en represalia por la toma de la ciudad por combatientes kurdos (peshmergas) apoyados por los Guardianes de la Revolución iraníes. Hombre de confianza del dictador, le fueron con frecuencia encomendadas las tareas más sucias del régimen. Las defensas de los acusados justificaron la campaña como una operación destinada a luchar contra la insurrección en tiempo de guerra, en el conflicto que enfrentó a Irak con Irán entre 1980 y 1988. El tribunal suspendió la inculpación en este caso de Saddam Hussein después de su ejecución el pasado 30 de diciembre, pena que le fue impuesta por la muerte en los años 80 de 148 chiitas en Dujail (norte de Bagdad). Errores El pasado viernes, en la antesala del nuevo veredicto contra el depuesto régimen, la organización no gubernamental Human Rights Watch denunció que ese proceso adoleció de graves errores procesales y el fallo estuvo fundado «más bien en suposiciones». Uno de sus responsables, Richard Dicker, dijo que la cuestión suscitaba «inquietudes» sobre una eventual repetición de los errores en otros procesos. La misma ONG, con base en Estados Unidos, afirmó en un detallado informe de 1993 sobre la campaña «Anfal» que «no sólo se cometieron en operaciones contra la insurrección: a los detenidos se los mataba días o semanas después de que las fuerzas armadas lograran sus objetivos». Además, durante el juicio, abierto en agosto del 2006, decenas de testigos detallaron las atrocidades cometidas contra los kurdos, como Judhur Qadir Mohamed, ex peshmerga (combatiente kurdo), que relató el bombardeo de su pueblo por la aviación iraquí en mayo de 1988 y su captura medio año después. «Fui llevado a un pelotón de fusilamiento y fueron los cuerpos de mis compatriotas los que me salvaron», explicó este kurdo de 37 años.

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