Santa Bárbara enamora a San Marcelo

Vendían polvorones de cecina. Palabra. Y Cantares de boda , un libro dedicado a la tradición de los matrimonios en versión patsueza (los bodorrios, no los textos). Trajeron madreñas para andar como siempre y carne con sello, para saborear como nunca. La plaza se inundó con aroma de frixuelos y Laciana, ahora venido a valle de lágrimas, vendió sus excelencias turísticas en León.

Para el primer domingo fuerte de los fastos de San Froilán en la capital, el Ayuntamiento de la capital eligió el homenaje al valle del urogallo y del oso pardo, de las filanderas y los entibadores. Y San Marcelo, otrora sede del paseo dominical sin más, ayer conoció las excelencias de los hijos de Santa Bárbara, bendita. «Queremos que en un futuro, este día se convierta en el escaparate de los pueblos de la provincia en la capital y dada la situación actual, no podíamos haber elegido otro municipio que Villablino, a modo de homenaje», explicó la concejal de Turismo del consistorio local, Susana Travesí.

«Tenía que haber sido una mañana de fiesta para todos nosotros, pero tenemos compañeros en huelga de hambre, encerrados en los pozos mineros y caminando por las carreteras una vez más para defender sus empleos», lamentó la alcaldesa de Villablino, Ana Luisa Durán. «Ya tuvimos que emprender caminatas con Alfonso X El Sabio y hoy pedimos a León que el miércoles, cuando nuestros mineros lleguen aquí, los recibais con todo el cariño que merecen».

Más de 200 personas de todo el valle conformaron la variada trouppe de vecinos que dieron vida a la monumental exposición de artes y oficios lacianiegos. Y en medio de todos los stands, el de las camisetas blancas a cinco euros: Yo también soy minero decía el lema. «Me llamo Nuria, soy la mujer de José Antonio. Va en la marcha y sé que ellos están fuertes de moral. Sólo queremos animarlos y decirles que no decaigan».

«What is this?» A una pareja de extranjeros trataban de explicarles en spanglish qué es la mina. Ayer, vivir de muerte. Hoy, morir en vida.