Diario de León

El rector afirma que tomará «medidas porque se ha sobrepasado lo razonable»

El Ayuntamiento es el que autoriza las fiestas universitarias que derivan en botellón.

La suciedad provocada por el último botellón ha abierto la polémica de las fiestas universitarias.

La suciedad provocada por el último botellón ha abierto la polémica de las fiestas universitarias.

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nuria gonzález | león
León

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Habrá que esperar hasta después de la vacaciones de Semana Santa para saber qué ocurrirá con las fiestas universitarias, que han derivado en botellón, y provocado las quejas de los vecinos de La Palomera y del Ayuntamiento de León ante la gran cantidad de basura acumulada y el coste que supone dejar el campus limpio. El rector de la Universidad de León, José Ángel Hermida, no ha querido entrar a valorar las declaraciones efectuadas por el concejal de Limpieza, Julio Cayón, hasta mantener una reunión con el alcalde de León, Emilio Gutiérrez, que tendrá lugar después de las vacaciones universitarias que se prolongarán hasta el día 16.

Sin embargo, Hermida sí aseveró que la situación no puede volver a repetirse porque «no es buena para nadie y, mucho menos para la Universidad». El rector de la ULE añadió que «se ha saltado lo razonable» y afirmó que «hay que tomar medidas», aunque no quiso dar detalles.

Por su parte, el decano de Económicas, José Miguel Fernández, condenó estos actos y mostró su total rechazo a que se vuelvan a repetir, no sólo por la imagen de la ULE sino por el transtorno que supuso para el centro, que tuvo que cerrar dos horas antes sin poder dar clases ante la invasión de jóvenes en el centro, y también por los destrozos ocasionados.

Las dos últimas fiestas universitarias, de Industriales y de Económicas, han sido la excusa para la reunión de más de 8.000 jóvenes en el Campus de Vegazana, a pesar de que las comisiones de fiestas de ambos centros han intentado desligarlas del botellón. Algo a lo que contribuyó el buen tiempo y el hecho de que, en el caso de la última, la huelga general obligara a posponerla al viernes.

Las fiestas universitarias, organizadas para sacar dinero para financiar el viaje de fin de curso, tienen tanta tradición como la propia institución. Sin embargo, en los últimos años han dejado de ser rentables para los estudiantes porque pocos consumen dentro de la carpa instalada para tal fin y miles de jóvenes se aglutinan fuera del recinto autorizado.

La comisión de fiestas (formada por alumnos de cada centro), días previos a la celebración, tiene que realizar la solicitud pertinente al Ayuntamiento de León para que autorice la celebración de la fiesta. En esa petición formal figuran todos los datos relativos a la fiesta como la carpa a instalar con los preceptivos permisos y las características legales de la misma, el vallado, la solicitud de presencia policial, de los servicios de limpieza y de protección civil. Con todo el regla, es el Ayuntamiento quien, en último término, otorga la autorización pertinente, dado que se celebra en terrenos de su propiedad. Es el vicerrectorado de Estudiantes el que se encarga de tramitar este permiso para supervisar que todo está en orden. Mientras tanto, los decanatos tan sólo tienen que autorizar aquellos actos que se celebren dentro de los edificios.

Los estudiantes corren con los gastos de la carpa, de las vallas, del seguro de responsabilidad civil y de la seguridad privada que impide el acceso a menores de 18 años. Todo ello supone un desembolso de 4.000 euros que recuperarían con la venta de bebidas en el interior de la carpa, aunque desde que se implantó la costumbre del botellón apenas cubren gastos.

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