Diario de León

Una cinta para medir la cabezonería y uno de los niños que llevó los restos de San Isidoro, protagonistas de ‘Las Cabezadas’

El Ayuntamiento y el Cabildo Isidoriano discuten sin llegar a un acuerdo sobre la obligatoriedad o libertad de la ofenda al santo

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Rosa Álvarez/ ICAL

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 No hubo acuerdo. Un año más, el Ayuntamiento de León y el Cabildo Isidoriano se citaron en la Real Colegiata de San Isidoro para protagonizar las tradicionales ‘Cabezadas’, una cita histórica en la que argumentan sobre la obligatoriedad o libertad de la ofrenda que cada último domingo de abril entrega la corporación municipal al Santo. En esta ocasión, una cinta de 1,50 centímetros para medir la cabezonería del Cabildo y el testimonio de uno de los niños que levantó los restos de San Isidoro en 1158 fueron los protagonistas del encuentro.

Un cirio de una arroba y dos hachones son los presentes que el Ayuntamiento entrega cada año como ofrenda a San Isidoro por el milagro que se le atribuye en 1.158. En ese año, tal y como recordó el concejal Julio Cayón, una sequía «agostaba los campos leoneses» y, para lograr la ansiada lluvia, se decidió procesionar los restos del Santo hasta Trobajo del Camino. Allí, tras depositar las reliquias de San Isidoro en el suelo, comenzó a llover. Durante tres días no pudieron mover los restos y fue la Infanta Doña Sancha la que, pasado este tiempo, los tocó y lograron trasladarlos entre cuatro niños.

Cada año, el Ayuntamiento de León y al Cabildo Isidoriano se reúnen para conmemorar esta historia y, como manda la tradición, dialogan con cierta gracia y siempre sin llegar a un acuerdo, sobre la necesidad de entregar la ofrenda al Santo o la libertad del gesto. En representación del Ayuntamiento, Julio Cayón trató de convencer y llevar a su terreno al Cabildo Isidoriano con presentes «muy humildes», pero que demuestran que, «aunque se está en recesión, el pueblo de León es generoso». Así, les llevó botellas de vino de misa, «para que cuando lo consagren se acuerden del pueblo» y «mosto de buena calidad» para que rellenen la barrica que aseguró que esconden en el templo y de la que «cada Jueves Santo» sacan «dos litros de vino».

Los regalos no acabaron aquí y Cayón sacó una cinta métrica de 1,50 metros que entregó al Cabildo «para que se mida la cabeza todos los años», ya que que «cada vez son más cabezones» en su empeño de no ceder y reconocer que la ofrenda al Santo se realiza de forma voluntaria. El concejal indicó, además, que si el próximo año son «menos cabezones» el metro será de «cien centímetros», aunque sospechó «que tendrá que ser de 200».

La réplica del Cabildo, representado por Amado Urdiales, no se quedó corta y anunció la entrada en la basílica de «una autoridad jurídica y testimonial de gran categoría» que echaría por tierra los argumentos del Ayuntamiento sobre su libertad a la hora de realizar la ofrenda a San Isidoro. En ese momento, un niño de unos cuatro años se colocó a su lado y aseguró ante el micrófono «oferta no». Con este testimonio, Urdiales reclamó la razón al asegurar que se trataba, nada menos, que uno de los cuatro niños que en 1158 logró levantar los restos del Santo para devolverlos a la basílica.

De este modo finalizaron las tradicionales ‘Cabezadas’, que contaron con la mirada atenta y las risas de más de un centenar de leoneses que no quisieron perderse esta celebración que desarrolló con normalidad pese a la amenaza de lluvia.

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