Los nuevos retos de Confucio
El instituto leonés tendrá ya un laboratorio de idiomas para exámenes orales y el próximo curso chino para negocios.
El descubrimiento de la estatua de Confucio, ayer por parte de Thang Jing y Hermida.
El movimiento se demuestra andando. Es una cita que se atribuye a Diógenes, pero el Instituto Confucio de León la tiene muy presente en su gestión entre el prolífico ideario del pensador y pedagogo chino. El rector de la Universidad de León, José Ángel Hermida, y el presidente de la Universidad de Xiantang, Tang Jing, entre otras autoridades, escenificaron ayer la conmemoración del segundo aniversario de la institución en la capital de la provincia con el descubrimiento de una estatua del filósofo regalada por la universidad del país oriental.
El monumento da la bienvenida a la segunda planta del Centro de Idiomas de la ULE en la que se emplazan las instalaciones del Confucio. Fue una ceremonia esencialmente oficial en la que Hermida y Zang Jing se cruzaron agradecimientos y deseos mutuos de avanzar en la líneas de colaboración.
Fue el director del Instituto Confucio de la Universidad de León, Juan José Lanero, el que aportó cifras y proyectos a corto plazo a esos buenos deseos. El instituto, que todavía no ha cerrado la matrícula en el que será su tercer curso, cuenta este año ya con 200 alumnos. Y aunque las perspectivas de seguir creciendo en la impartición de programas son tan halagüeñas como realistas.
En cuestión de semanas el Confucio leonés recibirá las cabinas que permitirán poner en marcha de inmediato un laboratorio de idiomas a través del que se podrán realizar exámenes orales homologados por la oficina central de Pekín. Además, Lanero anunció que el año que viene se proponen impartir el Business Chinese Test (BCT) o lo que es lo mismo chino para empresarios y negocios.
Estas y otras iniciativas todavía por moldearse lo que sí dejan muy patente es que el espacio disponible ahora mismo por la ULE para el Confucio en León se va a quedar más bien reducido.