Diario de León

Proliferan en León las tiendas de cigarros electrónicos y los neumólogos alertan de su uso

Sanidad prohíbe ‘vapear’ en escuelas, hospitales, transporte público, en las administraciones y en la atención al público.

Una mujer prueba el cigarrillo electrónico en una de las tiendas de León.

Una mujer prueba el cigarrillo electrónico en una de las tiendas de León.

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carmen Tapia | león
León

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León cuenta ya con cinco tiendas especializadas de venta exclusiva de cigarrillos electrónicos, un sector que comenzó en la capital hace cuatro meses, desde la apertura del primer establecimiento en agosto. La falta de regulación sobre su venta es motivo de preocupación para los neumólogos. El jefe del Servicio de Neumología del Hospital de León, Florentino Díez, pone en evidencia la ausencia de estudios sobre las consecuencias de su uso a largo plazo. «Es un desastre que se estén vendiendo sin ninguna regulación, sin estudios de seguridad y eficacia y sin que se conozcan los efectos del humo».

Los vendedores de este productos defienden que es un sistema seguro para dejar de fumar o fumar menos. Andrés Salas, de la franquicia Puff, que acaba de abrir una de estas tiendas en la calle Ramón y Cajal, asegura que la apuesta por este dispositivo electrónico garantiza una menor ingestión de nicotina y ausencia total de alquitrán. «La nicotina es tóxica, pero el cigarrillo electrónico lleva menos dosis que un cigarro». Pero el neumólogo avisa- «El alquitrán es uno de los componentes que no lleva, pero sí otros alcoholes que pueden ser peligrosos». Díez asegura que su consumo puede estar asociado a la inflamación de la vía aérea alta y la neumonía lipoidea, provocada por productos químicos.

Vapeo

El ‘vapeo’ como se llama el acto de aspirar el vapor del cigarrillo, representa un «gesto de fumar que es un gancho por ser un producto moderno», alerta el especialista en neumología. «Un dispositivo que es una modernidad», asegura el facultativo, «que engancha a la gente joven». Díez defiende que no debería venderse a jóvenes menores de 18 años, como los que tiene Cristian Villaverde, que acude por primera vez a interesarse por el funcionamiento de los cigarrillos. Cristian fuma un paquete diario de tabaco rubio desde hace dos años. «He intentado dejar de fumar sin comprar tabaco y comprando chiles, que me salían más caros, y al final he vuelto a fumar». Ahora lo quiere intentar de nuevo. «Voy a probar con los cigarrillos electrónicos, me lo voy a echar de regalo para reyes».

El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad llegó ayer a un acuerdo con las comunidades autónomas en el Consejo Interterritorial de Salud para prohibir los cigarrillos electrónicos en escuelas, hospitales, transporte público y en el ámbito de las administraciones públicas, especialmente en las oficinas de atención al público.

Los consejeros autonómicos y el Ministerio han acordado también plantear a los grupos parlamentarios la ampliación de la prohibición a todos los lugares públicos cerrados, al igual que ocurre ahora con los productos del tabaco, de acuerdo con la actual Ley del Tabaco.

El consejero de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Antonio María Sáez Aguado, advirtió ayer de que los cigarrillos electrónicos no son «inocuos» y que, por ese motivo, no debe ser «una moda al uso».

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