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El viaducto de 740 metros sobre el Esla allana la A-60 hasta Santas Martas

La cimentación del viaducto supone un avance definitivo del tramo norte de la autovía, a expensas de resolver la alternativa en Lancia.

Foto: F. OTERO PERANDONES

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L. urdiales | león

Este balcón al que se asoma desde esta semana la traza de la A-60 es el penúltimo obstáculo de la autovía entre León y Santas Martas. Se trata de levantar un viaducto de 0,7 kilómetros de longitud para salvar el cauce del Esla y franquear el trazado ribereño. Al otro lado se atisba casi el final del tramo, señalado de lejos por los enlaces que se han levantado en el último año para engarzar la nueva vía con la A-231 y salvar el curso del AVE y el ferrocarril convencional; y antes, el escollo de Lancia, que se acaba de liberar sobre el papel con el dictamen de la comisión de patrimonio.

El tramo norte de la autovía A-60 se libera de los hierbajos que le habían crecido a la traza que quedó en estado de abandono con la paralización de las obras hace más de cinco años, inducida por la crisis y la falta de presupuesto. La actuación sobre el Esla ha comenzado con la cimentación del futuro puente que elevará el trazado sobre el río leonés, un viaducto de 740 metros, que parte de la llanura contigua al yacimiento de Lancia y lleva la autovía hasta otro levadizo con el que superará la Nacional 625, bien cerca de las intersecciones de la N-601 con el acceso a Mansilla de las Mulas, y a menos metros del desvío que conecta con la prisión provincial.

Detalle de la construcción de los cimientos. F. OTERO PERANDONES

La construcción del puente del Esla ha agitado de nuevo la actividad en torno a la A-60 en ese tramo que tanto urge a los usuarios leoneses, en el tramo de Santas Martas a León, en el subtramo hasta Puente Villarente, que surtiría de la deseada vía de alta capacidad para las comunicaciones por carretera entre la capital leonesa y el este de la provincia y la montaña y los valles del Esla y el Cea. Y coincide con un punto especialmente denso en la traza prevista para la autovía: sortear., además del río, el canal que alimenta el regadío de la margen izquierda del Porma y los Oteros, además de la colada de Villomar y la carretera de Cistierna. En este punto geográfico se prevé uno de los accesos que más densidad de tráfico van a aportar a la futuro autovía (sólo por el nivel de ocupación de la N-625), que se construirá sobre un enlace de los del tipo de trébol parcial. En ese cometido ya trabajan máquinas en movimiento de tierras.

El inicio de la construcción del puente sobre el Esla marca otro punto de inflexión en el desarrollo de la estructura de la A-60 en la provincia de León, justo un año después de que la autovía volviera a recibir fondos estatales para descongelar un lustro detenida en el tiempo. Desde el regreso, la inyección de hormigón ha levantado un viaducto en Santas Martas, que es principio y fin de tramo, y encaja el cauce de la A-60 sobre la autovía del camino de Santiago y las líneas ferroviarias; y también ha quedado despejado el paso sobre el Porma, con la construcción de otra gran obra en el tramo, un puente de cerca de medio kilómetro de longitud que desde primavera ha dejado allanado el avance de la doble vía desde la colada de la carretera a Boñar.

En esa resta de trabas, falta por acometer el salto a los yacimientos de Lancia, atascados entre tres kilómetros que son el último inconveniente gráfico para el avance de la autovía entre las riberas del Porma y el Esla. Con las pilastras del nuevo viaducto a punto de tomar altura, parece más próxima la última promesa de Fomento de poner en uso el tramo en el año 2017.

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