Diario de León

VISITA EXTRAOFICIAL

La visita de altos cargos de Renfe a los talleres inquieta a su diezmada plantilla

Responsables de Fabricación y Mantenimiento recorren junto al alcalde las viejas instalaciones. JESÚS F. SALVADORES

El alcalde se despide tras la reunión mantenida ayer en los talleres de Renfe en León. JESÚS F. SALVADORES

El alcalde se despide tras la reunión mantenida ayer en los talleres de Renfe en León. JESÚS F. SALVADORES

León

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La plantilla de los talleres de Renfe en León muestra recelo y preocupación tras la visita extraoficial que hicieron ayer altos cargos de la compañía a las viejas instalaciones que se reparten en el entramado ferroviario de la capital y San Andrés del Rabanedo y en las que apenas quedan cien trabajadores —25 de ellos subcontratados— del medio millar de empleados que llenaban las naves en sus mejores años. Una delegación integrada por ejecutivos de Integria —es el área industrial y de ingeniería de Renfe—, acompañados por el alcalde de León, José Antonio Diez, y su concejal de Desarrollo Urbano, Luis Miguel García Copete, mantuvieron un largo encuentro, en el que revisaron las infraestructuras que ocupan los talleres de material remolcado —son las que se encuentran junto al edificio del CRC— y de material motor —las del barrio La Sal— a la vez que dialogaron con otros cargos de Renfe, caso del nuevo gerente de Operaciones de la compañía en Castilla y León, Teodomiro González.

No ha trascendido el contenido de la reunión, razón que inquieta a los empleados de estos talleres en un momento de indefinición total en torno a su futuro, puesto que el avance de las obras de integración llega a su fin y no hay un compromiso claro respecto a la reubicación de los talleres. El desasosiego crece por las contradicciones en torno a Torneros, lugar donde estos talleres deberían ser desplazados para, en primer lugar, liberar suelo para su posterior urbanización —la superficie que ocupan ronda los 10.000 metros cuadrados— y, dos, comenzar una nueva etapa con carga de trabajo suficiente que garantice su continuidad. En tal sentido, especialmente preocupante es la situación de los trabajadores que emplea la contrata Transervi, puesto que la adjudicación concluye, según ha podido saber este periódico, en el próximo mes de marzo.  

El hermetismo de la visita —en el Ayuntamiento hablan literalmente de un acto privado, fuera de agenda, y en Renfe dicen desconocer siquiera que la reunión se hubiese producido— deja en el aire la gran incógnita sobre la llave del gran corredor leonés y aumenta los temores de la plantilla, que ha visto cómo avanzan los planes de integración sin que se hayan hecho públicos compromisos concretos en torno a sus próximos proyectos de empleo y al trabajo que asumirán en el nuevo marco logístico e industrial.  

Aunque no se puede establecer una relación directa, los talleres de León que iniciaron su actividad en 1958 han ido perdiendo carga como generadores de empleo y polos de actividad industrial a base de promesas reducidas a la nada. Y los proyectos logísticos ahora parecen desviarse hacia el nudo de Villadangos en perjuicio de la plataforma de Torneros, para la que el Gobierno y la Junta exigen inversión privada que la haga viable. Sin embargo, en Valladolid, con una relevancia similar hace solo unos años, Renfe iniciaba el pasado mes de abril el traslado de sus talleres a las naves del nuevo complejo ferroviario del páramo de San Isidro. Esta Base de Mantenimiento Integral tiene una superficie de 780.000 metros cuadrados y en ella trabajan los 500 operarios del viejo taller de Farnesio y otros 200 más subcontratados. Esta plantilla tiene garantías con la nueva terminal estratégica, mientras que en León se proyecta privatizar la gestión de las mercancías.  

En este contexto, León debate el futuro tecnológico y de gestión de los talleres que se han quedado para dos cosas; los de La Sal sobreviven resolviendo las averías de las locomotoras, mientras que los talleres ubicados frente a la nueva estación se dedican al arreglo de material de mercancías. «Por aquí decimos que han venido a mirar dónde levantar los nuevos bloques de viviendas», comenta con sarcasmo un testigo de esa visita privada de cargos públicos.

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