Diario de León

Intevención divina

Cabezadas por cabezones, pero siempre de cazurros

La histórica disputa entre el Ayuntamiento y el Cabildo de San Isidoro sobre si la entrega del cirio y los hachones es obligación o algo voluntario del pueblo leonés vuelve a quedar en tablas y «con la fiesta en paz»

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León

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El enfrentamiento permanente entre el Cabildo de San Isidoro y el Ayuntamiento de León de si es foro u ofrenda la tradicional entrega de «un cirio de una arroba bien cumplida y dos hachones» para agradecer la intervención de San Isidoro en 1158 volvió a quedar ayer en tablas. Una disputa histórica en la que este año se enfrentaron dialécticamente el concejal de Deportes, Vicente Canuria, quien defendió que el pueblo de León hace esta entrega de forma voluntaria, frente al representante del Cabildo de San Isidoro, Ovidio Álvarez, quien incidió en sus intervenciones en que «si el hombre quiere obligarse, queda obligado», por lo que, año tras año y siglo tras siglo, el pueblo de León cumple con esa obligación que él mismo se ha impuesto.

La tradicional fiesta de las Cabezas, que tenía que haber sido en abril y que se pospuso por la pandemia, se celebró ayer ante un sol aplastante, fuera de la basílica porque el interior está siendo reformado, y con un aforo de 135 sillas, para guardar las distancias de seguridad. Todo ello, a pleno sol, con lo que hubo muchos sombreros y el calor puso a prueba tanto a los representantes del Ayuntamiento como a los de la Basílica de San Isidoro.

Siglo tras siglo
«Si el hombre quiere obligarse, queda obligado», defendió el Cabildo para avalar el foro

En su intervención, Canuria, apelando a su responsabilidad como concejal de Deportes, pidió la intervención de San Isidoro para que la Cultural logre superar los tres partidos a los que tiene que enfrentarse para conseguir aspirar a Segunda División. Álvarez dijo que esto bien podría ser «un lío» porque desde el equipo contrarío también podrían hacer lo mismo. Así que, al final, el partido quedó a la suerte de los jugadores, a pesar de que Canuria se ofreció, como hiciera Doña Sancha cuando por fin llovió en León, a ayuno y oración, tras entregarles una bufanda y una camiseta del equipo leonés.

Ovidio Álvarez, en una intervención. FERNANDO OTERO

Canuria recriminó a Ovidio Álvarez la «cabezonería» del Cabildo durante todos estos siglos, y propuso a la concejala de Fiestas, Susana Travesí, que en las próximas fiestas de San Juan y San Pedro por las calles de León, además de los gigantes y cabezudos «también desfilen los cabezones, porque aquí la ciudad viene libremente». «Somos leoneses los dos y los dos somos cazurros y si somos cabezotas, ustedes también», replicó el representante de San Isidoro bajo el aplacante sol ya del mediodía, para que recordar que un alcalde republicano, «aunque no se atrevió a hacerlo públicamente, nos hizo llegar el cirio y los hachones en un saco».

El síndico municipal, Vicente Canuria. FERNANDO OTERO

«Año tras año, en las actas capitulares, queda constancia del deber cumplido y así esperamos que siga siendo», dijo Ovidio Álvarez, que tuvo como respuesta que la ciudad sí acude todos los años, pero que lo hace «libre y voluntariamente». Durante el acto se nombró varias veces a Lucas de Tuy, cuyas crónicas relatan cómo surgió en la ciudad este duelo verbal entre Corporación municipal y el Cabildo de San Isidoro. Tras acordar de nuevo unas tablas y citarse para el próximo año, los representantes de ambas instituciones acudieron a la celebración religiosa en el interior de la basílica. Y como dijo Ovidio Álvarez para cerrar todas las intervenciones, «el cirio se tiene que quedar aquí y fiesta en paz».

La corporación, camino de San Isidoro. FERNANDO OTERO

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