Diario de León

MARIBEL CASTRO PROFESORA DEL AULA 4A

«Estoy completamente segura de que el ángel de la guarda estaba ahí»

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Se ha dado el susto de su vida. No se siente ninguna heroína, ahora cree un poco más en Dios y sólo quiere volver a ver a su parvulario, el que evacuó de clase poco antes de que se desplomara parte del techo. -Hoy han llamado dos televisiones nacionales para pedirme su teléfono. -No tengo ninguna gana de protagonismo. Pienso que no he hecho nada y que cualquiera hubiese hecho lo mismo. -¿Desde ayer cree un poco más en Dios? -Yo siempre he creído en Dios y desde luego estoy completamente segura de que el ángel de la guarda estaba ahí. -Fue usted como el capitán de ese barco que naufraga. ¿Es valor u obligación moral? -Pienso que es la responsabilidad que tienes en ese momento con los niños que tienes ahí. No es valor ni es nada parecido. -¿Recuerda algo de lo que le dijeron los niños? ¿Les dio tiempo a pasar mucho miedo? -De momento los niños echaron a correr porque yo lo que dije fue ¡corred, corred todos hacia afuera! Respondieron bien. Una niña se echó a llorar, y también otro niño, el más chiquitín de la clase, además que era el más próximo al desplome. Yo le agarré y le dije ¡corre, corre Iván!, y se asustó un poco. Pero la mayor parte de ellos se lo tomaron como un juego, como algo divertido. -¿Cómo les explicará lo sucedido cuando vuelva a clase? -Como una cosa divertida. Lo primero que voy a hacer es darle un abrazo a todos y dejarlo como una anécdota. -¿Qué opinión personal tiene de lo que ha pasado? -Pienso que estas cosas no deberían pasar. Creo que se debería vigilar más. Hombre, no sé hasta qué punto son previsibles estas cosas, no soy un técnico para saber si esto se puede prever o no. Dicen que no parece un defecto de obra, sino de materiales. -¿Y los padres? -Contentos porque no pasó nada, pero asustados por lo que pudo pasar. -Si yo fuera uno de ellos la prepararía una gran cena. -Pues muchas gracias, pero creo que tampoco lo merezco. -¿Es su peor trago como profesora? -Nunca había tenido una situación tan extrema. -¿Sabe que es usted muy amable? -Muchas gracias (risa abierta).

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