con la alegría que merece el evento
A San Froilán se va con alegría o no se va; con los mejores atavíos de una época pasada que quedó colgada de la memoria, y pasó de abuelos a padres y a hijos, y así, por los siglos de los siglos; cuando no cabía una alegría mayor que gastar una perrona camino a las fiestas de León.
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