La asesinada en la calle Obispo Almarcha de León tenía en las uñas restos de otro varón

La mujer asesinada en la calle Obispo Almarcha de León durante el confinamiento de 2020 tenía entre las uñas restos biológicos que no coinciden con el haplotipo del autor confeso , de acuerdo a las conclusiones que se presentan en un informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, remitido al Juzgado de Instrucción número 1 de los de León el pasado día 20 de octubre. 

El mismo informe destaca que respecto a los restos hallados en la ropa de la fallecida, una sudadera que portaba en el momento de su fallecimiento, la posibilidad de que las muestras recogidas pertenecieran a otro varón ajeno al autor confeso de los hechos es de 1/17.000.

Las conclusiones abren ahora una doble vía en el apartado de consecuencias. De un lado, se hace necesario cotejar las muestras con posibles sospechosos para cerrar la posibilidad de que hubiera más de una persona en el escenario de los hechos o para tratar de aportar una explicación al hecho de que hubiera material genético en sus manos y concretar si responde a un intento de defenderse o a cuestiones de otro tipo.

La segunda evidencia tiene importancia procesal. El acusado tiene derecho a cambiar de versión en sala, a la vista de que el juicio se va a celebrar por el sistema del Tribunal del Jurado y los ciudadanos que habrán de decidir si es culpable o no culpable, deben fundamentar sus tesis únicamente en los argumentos que se hagan valer en el transcurso de las sesiones.

Como quiera que el sospechoso pudiera no declarar la autoría de lo ocurrido llegado el momento, las acusaciones necesitan forjar nuevas pruebas de convicción al margen del testimonio y esta se muestra como una de bastante peso para justificar que el investigado estuvo junto a la fallecida en los instantes previos a su muerte.

La representación de la pareja de la fallecida, que encarna la letrada leonesa Beatriz Llamas, se mantiene en los términos de instrucción acordados por el juzgado, a la espera de que se produzcan nuevas determinaciones a este respecto. La de la familia la ostenta el letrado José Álvarez Prida.

La muerte de la mujer fue esclarecida casi dos años después del fallecimiento, gracias a la utilización de una novedosa técnica de análisis de cromosomas que permitió identificar a un vecino de la víctima como la persona que estaba en la casa en el momento del ataque mortal.