Diario de León

Patricia Casas | Primera española atacada por la bacteria Buruli

El empeño del médico José Guerra cura la enfermedad olvidada del ‘come-carne’

El internista del Hospital de León se enfrentó a una desconocida úlcera de Buruli que tardó 4 años en erradicar

La bióloga Patricia Casas sonríe sobre las vías de Pedrún de Torío, diez años después de ser infectada. P.C.

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p. infiesta
León

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La úlcera de Buruli, una patología devastadora en las regiones más recónditas y pobres del mundo y una de las 20 enfermedades tropicales desatendidas, se ha curado en León. Todo, gracias a dos protagonistas también leoneses y a una red de colaboradores. Por un lado, el médico internista e investigador del Hospital de León, José Guerra Laso, que puso todo su empeño en no decaer durante los cuatro años en que se tardó en lograr un diagnóstico ante una herida desconocida y un certero tratamiento; y por el otro, la ‘atacada’ por la bacteria ‘come-carne’, la bióloga Patricia Casas, de Pedrún de Torío, que sufrió desde 2014 a 2017 una auténtica tortura ligada a la insidiosa enfermedad.

De hecho, la dolencia es tan excepcional que Casas fue la primera española mordida por esta horrible bacteria que devora la carne humana. Un bicho que provoca decenas de amputaciones a niños de África central, aunque ella fue contagiada en el Amazonas, según ha reflexionado.

El doctor Guerra, humilde, asegura que haber llegado a una solución en este caso tan complejo fue fruto «del trabajo en equipo, ya que ayudó el servicio de microbiología del Hospital, los patólogos, internistas, los cirujanos plásticos que tuvieron que intervenir varias veces en el brazo para dejarlo con ese buen resultado, los dermatólogos, radiólogos...».

Es más, recuerda que se efectuaron cuatro biopsias y que él tenía relación con compañeros del centro de enfermedades tropicales del Ramón y Cajal en Madrid, donde envió una muestra del microorganismo que llegó a crecer, aunque no fueron capaces de identificarlo. Fue Juanjo Palacios, desde el centro de referencia de Oviedo, a quien también mandó una disección y tras una PCR puso en la pista de que la bacteria era la causante del buruli. Otra muestra viajó hasta Australia, donde el prestigioso científico Tim Stinear pudo realizar el genoma y ver que el bicho procedía de la Guayana. «Ese periplo muestra lo difícil que era tratar la lesión, el reto que supuso y lo bien que funciona la colaboración», remarca.

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