El entorno del Mercado del Conde Luna se suma a la indignación por la insalubridad
Los vecinos se quejan de la situación en la que queda el barrio los fines de semana ya casi por norma
Editorial | El Conde, epicentro del caos del Húmedo

Acumulación de bolsas de basura tras el fin de semana en el entorno del Mercado del Conde Luna.
Bolsas de basura que se apilan por doquier, restos de vomitonas y orines en las esquinas y en las zonas de los aparcamientos, sensación subjetiva de escasa vigilancia policial a pie a partir de determinadas horas y hartazgo generalizado «porque pagamos impuestos de zona centro de la capital, pero recibimos servicios que no se corresponden con lo que nos cobran». Los vecinos del entorno del Mercado del Conde Luna iniciaron la semana especialmente soliviantados, después de que el tiempo de esparcimiento de una parte de la sociedad capitalina, teóricamente la más joven, dejara las secuelas que se aprecian en las imágenes que acompañan a esta información, con evidente disgusto para los residentes en el área. «Ya no entramos en los ruidos, en las risotadas y en las discusiones que a veces se producen, porque sabemos lo que es esta zona. Pero todo tiene un límite».
La escena se repite cada fin de semana. Bolsas de basura apiladas en torno a los contenedores a buena hora de la mañana, después de que los olores hayan dejado en el ambiente una sensación especialmente desagradable. «No es que seamos un distrito de muchos niños pequeños, pero para los que hay es bastante desagradable encontrarse este panorama por las mañanas, después de un fin de semana de fiesta».
«PERDEMOS DINERO»
Es la voz de un vecino de la zona la que habla. Y no es un episodio aislado. Tampoco se trata de alguien que proteste por protestar. Sabe de lo que habla. «Tenemos paciencia porque sabemos que no se trata de decir por decir, pero todo tiene un límite. Es una sensación de desidia que nos molesta especialmente y que devalúa los pisos que compramos en su día. Ahora ya no se trata de que no se pueda ganar dinero con ello, es que lo que invertimos va a pérdidas porque las ventas van mucho más bajas de precio que lo que pagamos en su día», explica el mismo vecino. Así las cosas, la solución se antoja laboriosa.
Básicamente, porque el apartado de la vigilancia es competencia de la Policía Local y el argumento es siempre similar. Hay los efectivos que se consideran necesarios para cada situación y no se puede disponer de un agente en cada esquina como les gustaría a los vecinos. «El problema es que a veces se pasan horas sin que se vea una patrulla operando a pie por el barrio», explican los afectados. Tiene que haber alguna solución, no es normal cómo queda todo de asqueroso los lunes», insisten en la misma línea.
ABANDONO
Los propios afectados se han puesto manos a la obra para buscar alternativas. «Cuando pasa la policía lo hacen rápido». Pone como ejemplo el intento de ocupación de un piso hace pocas semanas. «Nos puede pasar a cualquiera en cualquier momento y no se puede tener esta sensación de inseguridad y de abandono en la limpieza. Es tremendo. Nos gustaría que en algún momento nos escucharan y se hiciera algo. Menos mal que tenemos el cuartel de la Policía Local a menos de cinco minutos de aquí», explica otro de los vecinos consultados para sondear el ambiente de la zona.