El Transcantábrico, otro tren que le birlaron a León
Nueva temporada del turismo ferroviario al margen de la provincia que lo vio nacer hace ya 42 años

El Transcantábrico, la última vez en León.
Otra semana de nostalgia para el sector ferroviario leonés; el inicio de la temporada del Transcantábrico reabre la hrida que no cicatriza, sobrelas huellas de los trenes que le arrebataron a León. Porque cada vez que ese formato de tren turístico de gran lujo se pone en marcha, León pierde otra escama en el monumento que levantó al ferrocarril, armado sobre el concepto del desarrollo y el patrimonio industrial; cultural, a fuerza del poso que dejó. Como el Transcantábrico, que regresó a las vías en Oviedo, en busca del efecto mar y montaña, sin saltar a las montañas de León que le acunaron. Porque el Transcantábrico nació en León, fruto de una feliz idea que hicieron florecer algunos profesionales de Feve, cuando Fernando de Esteban presidía la compañía, que dio con un soporte peculiar para el turismo; un viaje exclusivo en el peculiar tren del norte, en medio de paisajes que sólo son posibles en la acuarela de la naturaleza; el ancho métrico puso el resto, en un medio en el que los trenes podían llevar al pasajero donde antes nadie había llegado. En 1983, en julio de ese año, el Transcantábrico, en una composición de cuatro coches, realizó el viaje inaugural, entre La Robla, Cistierna y León. No se conoce otro fenómeno que haya aportado más al concepto de tren turístico; un fenómeno leonés, que de inmediato se echó a los recorridos para los que fue concebido; de León a Ferrol, de León a Bilbao, y vuelta por esa vía que perfila la costa cantábrica entre Vizcaya y la esquina del non plus ultra que abrocha Galicia.
Otra aportación leonesa para la historia contemporánea del ferrocarril que se le arrebató a esta tierra, que deja pasar la melancolía por los caminos de hierro mientras los trenes que le birlaron circulan en sentido contrario a esa marcha que se añora en los valles del norte leonés que desembocan en la capital leonesa, estación de Matallana, también asolada por la morriña y a la espera de otros hijos pródigos. El Transcantábrico 2025 ya está en marcha. La pasada semana, partió de Oviedo con destino a Bilbao, por Gijón, Cabezón de la Sal o Santillana del Mar; cuatro días y tres noches; y billetes de 8.000 euros en cabina individual y 9.400 en doble. Hasta noviembre llevará por la fachada norte el azul salpicado de hulla, y el blanco de la helada de los valles leoneses que se ponían en pie al paso de esta joya ferroviaria.