«Ningún meteoro ha provocado nunca un incendio»

El geólogo Jesús Martínez Frías explicó, en declaraciones a la agencia Efe, que no se puede reconocer un meteorito a simple vista a no ser que se tenga un mínimo conocimiento de sus características, pero, desde luego, lo que no están es calientes y son regulares -como la escoria hallada en León- y es muy difícil encontrarlos casualmente. De haberse recuperado el resto del meteoro, es decir, un meteorito, su interés científico habría sido «mucho» porque sólo hay catalogados unos 20.000 fragmentos, que van desde las 60 toneladas (el de Hoba) a unos pocos microgramos. Primer análisis, sencillo En algunos casos, con un análisis «muy sencillo» se puede saber si es un meteorito porque, si es metálico, es al 99 por ciento una aleación de hierro-níquel, en forma de Kamacita y Taenita. «Ningún meteoro ha provocado nunca un incendio. Nada más caer, el meteorito se puede sostener perfectamente en la mano», subrayó el científico. La escoria recogida en León, había fundido los plasticos del invernadero en el que fue encontrada. En cuanto al aspecto, los meteoritos presentan estrías de fricción similares a las de una bala percutida, y también regmaglifos, que son hendiduras en la superficie como cuando se presiona con un dedo la plastilina. Además, «vienen semiorientados, es decir, que como consecuencia del vuelo toman la forma de una campana, con la zona pical más lisa y la ancha más rugosa». Otro aspecto «muy importante» es la denominada «costra de fusión», una zona milimétrica que se funde al entrar en contacto con la atmósfera y que forma una capa de color negro