Diario de León
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León

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Ante una gran pizza de bacon, champiñones y jamón con extra de queso o una súper hamburguesa doble con patatas fritas y mucho ketchup... se les van los ojos. Y es que niños y adolescentes son muy aficionados a la llamada comida rápida, hasta el punto de que se han convertido en sus referentes las tardes de los fines de semana. De hecho, el ambiente fast-food está pensado para ellos: informal, poco convencional, alejado del esquema tradicional de comida familiar del que tanto huyen, y con precios asequibles. Los anuncios de televisión se encargan de promocionar estos alimentos sobre la base de que son divertidos, fantasiosos o con sabores atrayentes, nunca por su contenido alimenticio. Cereales azucarados, bebidas gaseosas, dulces y aperitivos salados son los reyes de los anuncios publicitarios que cada día bombardean a los jóvenes a los que se dirigen. Eso sí, aunque no lo digan, son alimentos con un alto contenido en grasa, azúcar y sal, y bajos en fibra y otros nutrientes. Y, para confirmarlo, no hay más que ver el buen resultado que le dio a la actriz Reneé Zellweger «la dieta de engorde» para interpretar su papel en la segunda parte de «El diario de Bridget Jones». Tan sólo necesitó seis semanas para engordar diez kilos: mucha hamburguesa, pizza y tallarines además de 20 donuts diarios fue el truco que utilizó para aumentar ocho tallas de pantalón. En conclusión, la comida rápida, mejor sólo de vez en cuando.

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