Ninguno de los siete espacios naturales leoneses tiene aún plan de uso y gestión

La oposición inicial de los ayuntamientos afectados y de buena parte de los habitantes de las zonas de influencia de los espacios naturales constituye el principal motivo por el cual la declaración formal y la protección efectiva de muchos de estos parajes tarda en llegar más de diez años. Esta es al menos la explicación que se da desde el Servicio de Protección de Espacios Naturales de la Junta de Castilla y León, donde aseguran que en ningún caso debe forzarse una declaración que en realidad «debería considerarse como un premio». En cualquier caso, ni uno solo de los espacios naturales de la comunidad cuenta con el último de sus instrumentos de planificación, el Plan Rector de Uso y Gestión (Prug), mientras que más de la mitad llevan entre diez y quince años esperando para ser declarados oficialmente. En el caso de León, la provincia cuenta con ocho de los cuarenta espacios naturales que actualmente se contabilizan en la comunidad: Picos de Europa, Las Medulas, el Lago de La Baña, el Lago de Truchillas, la Sierra de Ancares, el Valle de San Emiliano, las Hoces de Vegacervera y la Sierra Encina de la Lastra. De ellos, cuatro ya cuentan con una protección específica declarada como tal: el parque regional de los Picos de Europa y el Monumento Natural de Las Médulas, cuyos Planes de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) fueron aprobados en el año 1994 y en el 2002, respectivamente. Lagos de La Baña y Truchillas Mientras, los Monumentos Naturales de La Baña y Truchillas fueron declarados en el año 90 -antes de la propia Ley de Espacios Naturales de Castilla y León, que data del año 1991- razón por la cual no están obligados a contar con un PORN. A pesar de ello, el jefe del Servicio de Espacios, José Ángel Arranz, anunció que la Consejería de Medio Ambiente pretende dotar a estos dos espacios de sendos documentos de gestión, aunque aún no tienen un plazo concreto para su aprobación. Por otro lado, los dos espacios naturales de León que acarrean un mayor retraso en su declaración son la Sierra de Ancares y el Valle de San Emiliano, más conocido como Babia-Luna, cuyas tramitaciones se iniciaron en el año 1992, es decir hace trece años. Ambos se encuentran entre los diez espacios comprometidos por la Junta de Castilla y León para su declaración a lo largo de esta legislatura. En el último de estos espacios, el Valle de San Emiliano -previsto como una futura protección con la figura de Paisaje Natural- José Ángel Arranz, explicó que el cambio de denominación, que responde a una exigencia de la propia zona, se producirá una vez se apruebe su Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, documento que está ya prácticamente cerrado, por lo que la Junta de Castilla y León espera que su tramitación pueda iniciarse en los próximos meses. Una vez iniciada esta tramitación, el proceso podría durar un año, siempre y cuando «no exista una fuerte oposición social», lo cual retrasaría considerablemente el proceso e incluso podría llegar a paralizarlo.