Contemplar la estampa leonesa

Ya lo decía el letrero luminoso de la autopista: «Atención, retenciones en la N-120». Es lo mismo que cuando se anuncia el radar, poco después aparece. La peregrinación ayer no era para ganar el jubileo, porque circulaba en sentido contrario, pero sí que buscaba el apoyo de los que iban a Santiago, que perplejos ante tanta bandera con el león rampante que ondeaba pegada con celo en los coches saludaban. Primero un japonés, que con una sonrisa característica levantó la mano. Un kilómetro después, la japonesa. Hay cosas que, aunque sea un día festivo en la comunidad, no pueden dejar de hacerse, como alimentar a los más pequeños. Una madre no pudo evitar, pasada la una de la tarde, dar el potito a su bebé, a pesar de participar en la marcha. Dentro del coche abrió el bote y cuchara en mano alimentó a su pequeño mientras su marido conducía a 30 kilómetros por hora. La marcha de ayer también sirvió, además de para reivindicar la supresión del peaje, para contemplar la estampa leonesa. Todos los vecinos de los pueblos que cruzaba la caravana saludaban a los conductores y los vehículos que circulaban en dirección contraria daban reflejos con sus focos para sumarse a la protesta. Otro pitaban, incluso los extranjeros, aunque no supieran por qué.