Los árabes residentes en León se unen para construir una mezquita

La Asociación Árabe-Leonesa apareció hace tres meses de manos de treinta y siete musulmanes afincados en León que reivindican sus derechos a profesar una religión minoritaria en nuestra ciudad pero con una gran importancia a nivel mundial. El impedimento aparece cuando no tienen ningún lugar para realizar sus ritos y los actos que conlleva. Hace aproximadamente seis meses, se dirigieron al Ayuntamiento de León solicitando una mezquita en la que poder desarrollar sus creencias «del mismo modo que los católicos tienen iglesias, nosotros pedimos una mezquita», aseguró Jamal Saidi, miembro responsable de la asociación. La ilusión se les vino abajo cuando desde el consistorio se les solicitó una licencia, un proyecto arquitectónico y múltiples trámites administrativos «que cuestan mucho dinero y nosotros ya tenemos bastante con ganar para comer», lo que truncó cualquier expectativa. El siguiente paso fue hablar con un abogado que les aconsejó que la solución estaba en asociarse ya que, además de reducir el presupuesto, esto facilitaría el proceso administrativo. Por lo tanto, decidieron unirse para tomar fuerza entre los colectivos marroquíes, argelinos y paquistaníes y de este modo formaron la Asociación Árabe-Leonesa hace ya tres meses pero «la propuesta sigue estancada», explica Jamal Saidi. Los miembros de la asociación refuerzan la propuesta alegando que «León es una de las pocas ciudades en España que no tiene mezquita a pesar de que el colectivo musulmán en León es de los más amplios dentro de los inmigrantes». Una casa de cultura Otro de los objetivos con los que formaron la asociación fue el de «crear una casa de cultura en la que poder compartir con los leoneses nuestra cultura, dar clases de árabe y demostrar al pueblo leonés que lo que nos enseña la televisión no es así, nosotros somos iguales y Marruecos ya no es un país del tercer mundo», explica el presidente de la asociación. Este objetivo se ha visto cumplido a duras penas con el paso del tiempo. Los miembros de la asociación arrendaron un local en la calle Doña Urraca de la capital leonesa que utilizan como sede y es donde se reúnen para compartir inquietudes. «El problema es a la hora de pagar el local que no todos los meses podemos hacernos cargo. El dueño del local nos comprende y muchos meses hace la vista gorda», explica un miembro de la asociación. Todos se quejan en general de que son más comprendidos por los vecinos leoneses que por la administración «quien debería ayudar a que nos integremos y lo único que hace el Ayuntamiento es ponernos pegas», aseguran desde la asociación. Este colectivo considera que se ha integrado a la perfección dentro de la sociedad leonesa que, «aunque son españoles tienen un carácter particular» y no han tenido aún ningún tipo de problema, a pesar de que son culturas diferentes con tradiciones distintas aún no han tenido problemas.