Diario de León

Los comedores escolares de Roma sirven a sus alumnosmenús ecológicos

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colpisa | roma

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Todos los días, en la capital italiana, decenas de miles de escolares comen «bio» y «justo» en el comedor, una revolución dietética que, en el país de la pasta, empieza a hacerse un hueco pese a las dificultades. El ayuntamiento de izquierdas se lanzó a ese proyecto en 1999 cuando Francesco Rutelli, un ex verde y hoy ministro de Cultura, era alcalde de Roma. Arroz con tomate, tortilla, apio hervido y naranja componen el menú de los 250 niños de la escuela primaria del IV Noviembre, en el popular barrio del Testaccio. Cubertería biodegradable Los alumnos -batas blancas las niñas y azules los niños- toman asiento formal delante de los platos y vasos de cartón biodegradable. Nada de tenedores ni cuchillos de plástico que se rompían con facilidad, ahora son cubiertos metálicos de verdad, como los mayores. La dirección de comedores escolares ha impuesto reglas a la decena de empresas de restauración ganadoras de los concursos para las contratas: las recetas definidas por especialistas de dietética deben aplicarse al pie de la letra, las calorías se cuentan de forma rigurosa y fruta y verdura deben representar por lo menos 30% del peso del menú. Su composición es exactamente la misma en todas las escuelas pero siguiendo un calendario diferente para que las empresas tengan más fácil el aprovisionamiento. Modelo en todo el mundo El coste adicional de las comidas bio -150.000 diarias servidas a los alumnos de 3 a 14 años- se estima en unos 50 céntimos para un precio de coste de 5 euros, del que los padres pagan 2 euros. «Convencer a los niños fue más fácil que a los padres y docentes. Pero hoy, todo el mundo nos copia, tanto en Italia como en el extranjero», se congratula Silvana Sari. El comedor de la escuela del IV Noviembre recibió recientemente al ministro francés de Agricultura, Michel Barnier, que quiere hacer repartir fruta gratis en las escuelas. Los alumnos parece que han retenido las explicaciones de sus maestros sobre las ventajas de la agricultura biológica. «Nos viene bien», asegura Federico, un morenito de 7 años, mientras Iván se acuerda de que «no contienen productos químicos» y Sonia piensa que «hacen crecer». Para las salidas escolares, están previstos saquitos que contienen rodajas de zanahoria y tomates-cereza.

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