La comarca de los Remedios
Luyego celebra su fiesta y reúne a un multitud en el pueblo que cada año saca a hombros a la patrona de Maragatería y hace alarde de tradición.
Los maragatos bailan en la explanada de la iglesia. A.V.
a.g. valencia | astorga
Si algo tienen arraigado en Maragatería esas son sus costumbres. No hay fiesta que se precie donde los bailes, los mantos y manteos y, por supuesto, las castañuelas y el tamboril no sean los mejores acompañantes. Y ayer Luyego lo vivió en primera persona, como desde hace décadas. El pueblo que celebró la fiesta de la Virgen de los Remedios, patrona de la comarca, reunió a una multitud en las calles de la localidad, que acogieron el popular mercado. Las avellanas, las nueces, los utensilios antiguos y los complementos volvieron a ser buenos aliados en una jornada que también hizo un guiño a los artesanos.
Como marca la tradición, la Virgen salió a hombros de la iglesia abarrotada. A las puertas ya espera el pendón y el ramo. No faltaron las maragatas portando los arcos de flores ni numerosos fieles que siguieron toda la comitiva para rendir pleitesía a la patrona.
Este año, la misa solemne estuvo presidida por el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, que también siguió la procesión. Los fieles aprovecharon la cita para elevar sus peticiones en forma de vela. Muchas de ellas, encendidas, daban calor a la entrada del templo.
Tras la misa, y siguiendo siempre el guión de las costumbres, los maragatos, ataviados con el traje típico, se animaron a bailar en la explanada de la iglesia. Saltos y lazos de colores para poner el broche a una jornada que ahonda en las raíces de una comarca que sabe mantener su pasado para marcarse el futuro.
La fiesta sigue hoy y de nuevo a la una del mediodía la Virgen se rodeará de sus paisanos, antes de la misa y del canto del ramo, para seguir disfrutando de sus gentes y costumbres.