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La Junta ve la mano del hombre tras el incendio del valle del Curueño

El fuego fue dado por extinguido anoche, pero todavía no ha sido perimetrado oficialmente.

Prácticamente no hubo colmenas afectadas a pesar de la cercanía de las llamas. JESÚS F. SALVADORES

Prácticamente no hubo colmenas afectadas a pesar de la cercanía de las llamas. JESÚS F. SALVADORES

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El consejero de Fomento y Medio Ambiente de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, lamentó ayer que «lo más posible» es que la mano del hombre esté detrás del incendio que durante ayer y el pasado fin de semana ha calcinado más de 200 hectáreas de monte en varias poblaciones del valle del Curueño, un siniestro con «indicios de intencionalidad».

Así lo explicó Suárez Quiñones ayer en declaraciones a los periodistas al ser preguntado por este incendio durante su participación en el foro organizado por Diario de León para hablar de la despoblación en las zonas rurales.

El consejero describió el incendio como «un fuego importante» que se avivó gracias al fuerte viento que estuvo presente en su inicio, lo que hizo que se extendiera con rapidez y también dificultó las labores de extinción y control.

Suárez-Quiñones afirmó que a pesar de contar la zona con vegetación muy verde, esta estaba mezclada con otra «muy seca», lo que motivó que las llamas se propagasen rápidamente.

El consejero de Medio Ambiente también valoró el trabajo de los medios desplazados a la zona y que permitió el que a última hora de la tarde de ayer se pudiese dar por extinguido el incendio.

El fuego se originó el pasado sábado por la tarde, con dos focos diferentes, en el entorno de la ermita de Santa Colomba de Curueño.

Unas horas después se elevó su peligrosidad al nivel 1 para por la noche aumentar hasta el nivel 2, en el que se mantuvo hasta la tarde del domingo, cuando se rebajó de nuevo al darlo por controlado gracias a la labor de los medios de extinción.

También fue necesaria la intervención de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, especialmente por la peligrosidad que suponía la presencia del fuerte viento y la cercanía de las llamas a las poblaciones de Ambasaguas y Barrio de Nuestra Señora.

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