Un infierno para llegar al cielo: por eso engancha tanto la carrera del Alto Sil. Mira este vídeo

¿Qué tiene de especial esta carrera de montaña entre las cumbres de Santa Cruz y Páramo del Sil?, ¿Por qué año tras año sus más de quinientas inscripciones cuando salen por internet se agotan en poco más de quince minutos y quedan fuera muchos corredores?, ¿Por qué el que prueba repite y sus incondicionales son de una fidelidad absoluta? Todas estas preguntas se responderían con un argumento etéreo (es cierto) pero a la vez real: la Alto Sil tiene ese encanto que engancha.  El corredor portugués,  André Rodrígues, uno de los inscritos este año en la undécima edición soltó una definición este año que también vale: "Es la carrera de pueblo más internacional". No le falta razón al luso. De hecho este año, en categoría femenina la ganó la rumana Denisa Dragomir.

En la Alto Sil el ambiente siempre es festivo. De hecho brillan con más fuerza otros valores del deporte que el meramente competitivo. Y eso que es una carrera que pone aprueba a  los mejores: Sus 32 kilómetros y más de 4.000 metros de desnivel acumulado obligan a los corredores a dar lo mejor de sí mismos.

Tras la salida por las calles de Santa Cruz (fin de la carrera también) llega una auténtica montaña rusa de sensaciones por los montes del Bierzo Alto, rincones recónditos donde habita el oso y muchas veces con nieve en las cumbres. Por eso la organización este año (bravo otra vez por Lolo Díez y el alcalde de Páramo) definió esta carrera épica como "Saliendo del infierno...¡para ir al cielo!". 

Tras once años de vida, la Carrera por Montaña Alto Sil sigue pisando fuerte. Es de pueblo pero con vocación internacional. Incluso ha creado escuela en la vecina localidad de Palacios del Sil con la carrera Cueto del Oso o el Kilómetro Vertical Cereisaleu.