Unos daños «irreparables»

De las 210 hectáreas de paraje 195 quedaron totalmente desmanteladas, destrozando toda su flora, y su hábitat y causando una fragmentación que es la causante de los efectos demográficos negativos en las poblaciones oseras. También ha provocado el declive y reducción del urogallo, en peligro crítico de extinción. La sentencia recoge que hasta más de cincuenta especies de aves silvestres, que debían estar en la zona directamente afectada por la explotación minera, no están, debido a los impactos y molestias generados. La explotación también supuso la eliminación de una laguna y dos cauces de agua que discurrían hasta las cuencas del río Orallo y la de San Miguel. La mina ha suùesto también un «sever» impacto paisajístico por el movimiento de tierras.