Trabas burocráticas

Los problemas de las nuevas explotaciones se basan en gran medida en las trabas burocráticas implantadas desde la Junta de Castilla y León y los propios ayuntamientos, que muchas veces no quieren en sus municipios explotaciones ganaderas. «Puedes tardar hasta dos años en tener todos los permisos necesarios. Después, el tiempo que tú tardes en construir tu nave», señala Cristina Bayón. Esta ganadera señala que los ayuntamientos cercanos a la capital leonesa, no quieren albergar en su término municipal nada de ganadería. «No les interesa por los malos olores o porque prefieren construir chalés. Pero lo curioso es que han sido pueblos ganaderos y agricultores de toda la vida que ahora no quieren saber nada», señala. Esta ganadera advierte que «en la burocracia te puedes perder, llegando a desesperarte». De la misma opinión es Inés Velasco, que cree que los papeles deberían ser muchos menos. A pesar de estos problemas, María Ángeles Rodríguez cree que quien realmente desee tener una explotación la va a tener, «tenga que esperar dos o tres años. Quien quiera ser ganadera de verdad, hará cualquier cosa por conseguirlo». A pesar de esta determinación, María Ángeles considera que el papeleo, los permisos y el proceso podía ser menor.