Un barón leonés
l Nórdica reedita las aventuras del célebre Münchausen. Filandó n
javier zabala
J avier Zabala se ha embarcado en una nueva aventura literaria para vivir Las aventuras del barón Münchausen . El ilustrador leonés adapta su irreflenable talento a uno de los personajes más estrambóticos, creado hace tres siglos por el escritor y científico alemán Rudolf Erich Raspe. La editorial Nórdica publica ahora en una espléndida edición las hazañas extraordinarias y extravagantes del barón de Münchausen, quien, por increíble que pueda resultar, existió en realidad y pertenecía a una familia de rancio abolengo de la Baja Sajonia.
Lo que parece cierto es que el noble alemán sirvió a las órdenes de Antonio Ulrico II, duque de Brunswick-Luneburgo, y más tarde se alistó en el ejército ruso. Münchausen participó en dos campañas militares contra los turcos. A partir de estos hechos se hizo célebre por contar historias increíbles de sus experiencias bélicas.
Con una imaginación febril, digna del mejor fabulador de historias, Münchausen aseguraba haber cabalgado sobre una bala de cañón, viajado a la Luna y salir de una ciénaga tirándose de su propia coleta.
Münchausen se lo puso en bandeja a Rudolf Erich Raspe para crear un personaje literario que hoy sigue fascinando. Lejos de ser un héroe, el autor nacido en Hannover pinta al barón como un bufón.
Zabala, Premio Nacional de Ilustración y finalista del Premio Andersen 2012, ha iluminado con su estilo esquemático más de 80 libros, algunos con sus propios textos y otros de autores como Cervantes, Shakespeare, Chéjov o Lorca. En su última peripecia editorial ha ‘retratado’ de forma magistral a un personaje inmortal, tierno, exótico y cautivador.
Sostiene Zabala que «un personaje hay que aprendérselo, porque hay cualidades que lo definen, que revelan su esencia».
A pesar de lo que podría pensarse, Zabala asegura no sentir la presión que supone enfrentarse a personajes icónicos de la literatura. «Tienes un montón de imágenes en la cabeza y debes pasarlas a través de tu filtro personal. Siempre es mejor acercar el problema a tu mundo que salir a buscarlo»