Diario de León

poesía

Mi sueño está nutrido de añoranza

los coloquios Guido Gozzano Edición de J. Muñoz Rojas, Visor, Madrid, 2014. 318 páginas.

Publicado por
josé enrique martínez
León

Creado:

Actualizado:

G uido Gozzano nació en Turín en 1883 y allí murió en 1916. Su corta vida explica que su obra poética se reduzca a dos únicos libros: La via del rifugio (1907) e I colloqui (1911). Este último se publica ahora anotado y en edición bilingüe; de este modo, podemos conocer en su forma original y en su forma traducida el libro decisivo de uno de los poetas italianos más influyentes y renovadores del Novecientos, como pone de relieve el editor en un prólogo en el que nos habla de la temática autobiográfica del poemario, de su carácter narrativo en esquemas métricos tradicionales, al margen de las innovaciones de la borrasca vanguardista de las décadas primeras del pasado siglo. Se nos dice, igualmente, que en Los coloquios, la poesía se registra como grabado o estampa, como evocación de un pasado fijado como remoto; Gozzano compone relatos poéticos que le sirven para desmitificar y socavar la palabra decimonónica absoluta y solemne de poetas como D’Annunzio, de cuya estética decadente había bebido Gozzano en sus comienzos. En realidad, su dimensión poética la percibieron desde mediados del XX poetas de la talla de Sanguineti y Montale, que vieron en ella un trabajo de revisión de la tradición anterior, trabajo que ocultaba una poesía de apariencia romántica tardía. En ese trabajo corrosivo interviene, como eje central de su poética, la ironía benévola, nunca hiriente.

El poema más conocido de Gozzano es La signorina Felicita . Es una delicia, a la vez que pieza emblemática de la literatura italiana. Se trata de un poema-relato que alterna lirismo y prosaísmo y que discurre bañado de un delicado humorismo que desfigura los rasgos que pudieran ser más penosos. Es una composición que recuerdo desde mis años jóvenes, y que he vuelto a leer con la misma emoción que en su día me produjo. Merece la pena evocar los primeros versos, muy hermosos, en su lengua original: Signorina Felicita, a quest’ora / scende la sera nel giardino antico / della tua casa. Nel mio cuore amico / scende il ricordo. Nos deja una estampa antigua, afable y melancólica, en versos coloquiales por los que transcurre el leve temblor de un pasado evocado sin demasiada pesadumbre. En mi lectura de los poemas es esa mixtura risueña y triste a la vez lo que me atrae, esa especie de gracia teñida de impalpable melancolía. No puede extrañarnos que sobre esta estampa poética haya sobrevolado el tiempo como sobre una vieja fotografía ya amarillenta.

tracking