Diario de León

POESÍA

Cadáveres que aún alientan

ACTORES VESTIDOS DE CALLE Luisa Castro Visor, Madrid, 2018. 104 páginas

Publicado por
josé enrique martínez
León

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E l 3 de septiembre de 2004 tuvo lugar la masacre de Beslan, en Osetia del Norte (Rusia), con 334 muertos, de los cuales 186 fueron niños. Sobre estos discurre, en forma de elegía, el primer poema de Actores vestidos de calle , de Luisa Castro, poeta en español y gallego que ese mismo año 2004 reunió su obra lírica en el volumen Señales con una sola bandera . El poema se duele de la vida truncada de quien alcanzó el final cuando «sólo tuvo tiempo de ser principio».

La poesía de Luisa Castro ha ido clarificándose, perdiendo elementos enigmáticos en favor de la cavilación pacífica, al menos en la primera parte de este poemario en el que medita sobre un aspecto tan vital como los recuerdos. Para acotarlos se dirige a una segunda persona que suplanta al yo, en una vía reflexiva que motiva interrogaciones como la siguiente: «¿Quiénes somos si no nuestros recuerdos?». Los recuerdos retornan siempre, afirma la poeta, pero transformados, como «cadáveres que aún alientan», y con ellos vuelve el dolor para estrechar «nuestro vínculo con el mundo». En una serie de poemas, la palabra aparece para dar existencia a un «algo» anterior al verbo, tan impreciso que la poesía eclipsa su sentido para el lector, apartándose de aquella claridad de la que hablaba al principio de la reseña. Suele ocurrir cuando la poeta prefiere el fragmento al poema cerrado y completo. Sucede lo mismo cuando habla del vacío que genera imágenes del pasado o cuando alude al hueco, que entiendo que son términos referidos a la existencia, pero perdiéndose en la abstracción.

La vida como teatro la dramatizó Calderón. Luisa Castro titula la segunda parte como el libro, Actores vestidos de calle . Aquí si reina la llaneza. La propia poeta aclara: «He dejado de preguntarme, / porque antes, / en la pregunta, / sucedían muchas cosas, / había sobre todo una declamación, / alguien se elevaba / por encima de mí». Aún hay una tercera y una cuarta sección, esta última titulada Los poemas de Framura , paraje de la costa italiana de Liguria. La serenidad del mar contrasta con la fragilidad de la vida y de las cosas. Acaso el poema de mayor interés sea el que reelabora con naturalidad el viejo tópico del beatus ille : «Bendito tú que tienes / un campo de maíz pequeño o grande / en las inmediaciones de tu casa...». El cultivo del fragmento es hoy frecuente. No esperamos del mismo el poema excepcional, pues en último extremo podría concebirse como la fracción del hipotético gran poema.

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