Una novela sorprendente

N o es ésta la primera novela de Manuel Moyano, pero no deja por ello de sorprender el clima y motivos temáticos que se encierran en sus líneas. En un espacio desconocido, exótico, irreal, con una imaginación fresca y desbordante, subsisten unos personajes misteriosos, inesperados ( irreales casi con frecuencia) presentados en el Exordio y perfilados en la Coda de la obra.

En el Exordio, aparece el protagonista, un niño superviviente milagroso, rescatado del hospicio por su tío Nicodemo, un tío que «había elegido la senda azarosa de los errantes y los vagamundos». Esa sorprendente vida será la sustancia narrativa de la obra, dispersa entre mundos de intenso exotismo e irrealidad y convertida en un espacio, misterioso, inimaginable para el lector en todos sus espacios y nombres. Por ello es un espacio idóneo para que ocurran los sucesos maravillosos que la imaginación literaria permite. No faltan diversas técnicas quijotescas, como ocurre en el capítulo de El caballero Alamor o las referencias a Cide Hamete Benengeli. Lo mismo se observa en el nombre de los personajes, que dispersos en el continente de Otrora. Todos ellos tienen un guía perfecto, el tío Nicodemo, que les dirige por los distintos ambientes. En esencia, el protagonista es el susodicho tío Nicodemo, hombre afectuoso, con el que leemos y asistimos a la narración. Y, no lo olvidemos: el protagonista, huérfano, ha sido rescatado del hospicio por su tío Nicodemo. Entre estos dos seres y las ciudades que visitan País de Iramiel, Baldrás, Xaor, Isapán, Beirán…pululan seres exóticos, inesperados, con nombres extravagantes y escenarios siempre llenos de encanto, pero casi incomprensibles. Todo llega a su final: «No deseo seguir escribiendo. Mi tío Nicodemo me dijo una vez que nuestra existencia es ilusoria, que no tenemos ninguna misión en este mundo, que nadie trazó un plan para nosotros».