Diario de León

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Tras el p73, el guardían del genoma

Marta Martín López. Esta joven investigadora leonesa busca dianas terapéuticas para el cáncer

Marta Martín en el laboratorio

Marta Martín en el laboratorio

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SUSANA VERGARA PEDREIRA | LEÓN
León

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Está en la Universidad de León detrás de un gen, el p73, familia del gen supresor tumoral p53. Podría parecer un juego, cábalas de letras y números pero detrás de esas denominaciones tan científicas se encuentra el ‘guardián de nuestro genoma’ y la investigación de Marta Martín López, una esperanza para encontrar dianas terapéuticas contra el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas. Marta Martín busca defectos en los genes que puedan estar asociados a estas patologías así que desarrolla modelos que recapitula procesos biológicos o las patologías para la manipulación en el laboratorio en busca de fármacos biotecnológicos. En las manos de Marta y de otros científicos está depositada parte de la esperanza de nuestra sociedad. Un gran peso para alguien tan joven aunque quizá ella ni se lo haya planteado. Porque Marta, como tantos jóvenes de este país, vive pendiente de una fecha: la que marca el fin del contrato, de la beca. En estos últimos meses, confiesa, lo piensa todos los días. El cáncer de esta generación tan preparada, tan dispuesta a tomar las riendas del futuro, si tuviera alguna posibilidad.

En el laboratorio, Marta Martín escruta los cambios en el gen p73 y en su carrera. «Si sales al extranjero, tienes pocas posibilidades de vuelta en un futuro próximo», dice.

Echando un vistazo a su currículum, a sus investigaciones, todo se vuelve confuso. Es que no hay quién entienda esto que sucede aquí. Esta joven leonesa de 27 años nacida en Quintana de Raneros es biotecnóloga, máster y a punto de ser doctora en Bilogía Molecular y Biotecnología. Está en la Universidad de León bajo la tutela de dos científicas de reconocido prestigio internacional, Carmen Marín Vieira y Margarita Marqués. Ha aprendido a reprogramar células en el Biomedicum Stem Cell Center de Helsinki, en Finlandia. Ha desarrollado un sistema de cribado para identificar moléculas de interés biotecnológico. Ha participado en dos proyectos de investigación financiados por el Ministerio de Educación y Ciencia, y uno financiado por la Junta. Y en este último año, por no ir más lejos, ha tenido dos publicaciones de gran impacto en dos publicaciones muy prestigiosas, ambas relacionadas con la vasculatura tumoral: la revista Cell Death and Differentiation, con un índice de impacto de 8.3, y Nature Cell Biology, una de las publicaciones científicas más importantes del mundo en biología celular. Ahora prepara otro artículo sobre el proyecto de reprogramación celular.

«Aunque somos un grupo de investigación pequeño, estamos publicando en revistas muy prestigiosas, donde para muchos grupos es un sueño», dice. «Es un aliciente para seguir dedicándonos a la ciencia, es la recompensa al esfuerzo de tantos años de trabajo, la motivación para seguir trabajando de forma constante y no desanimarnos con la situación tan crítica que estamos viviendo en España en investigación», añade.

Que Marta Martín, como tantos otros científicos, jóvenes o no, no tenga claro que su futuro esté aquí, en la investigación, en su país, es mucho más difícil de comprender que la terminología científica que usa en la persecución contra reloj del cáncer.

«La investigación no genera un beneficio a corto plazo, sino a largo, y eso parece que el sistema no lo entiende», critica. Pues tampoco es tan difícil...

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