Diario de León

Alimentación y medio ambiente

Esta es la razón por la que la dieta mediterránea podría ser la más ecológica

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de León confirma cómo el descenso del consumo de productos de origen animal y la tendencia a una dieta mediterránea reduce la emisión de gases de efecto invernadero

Grupo de Investigación de Interacciones Gen – Ambiente y Salud (GIIGAS) de la Universidad de León (ULE).

Grupo de Investigación de Interacciones Gen – Ambiente y Salud (GIIGAS) de la Universidad de León encargados de elaborar el estudio.ÁNGELOPEZ

Clara Barrio
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León

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Laura Álvarez, María Rubin, Facundo Vitelli, Lorena Botella, Tania Fernández y Vicente Martín, profesores del Grupo de Investigación en Interacciones Gen-Ambiente y Salud (grupo GIGAS) de los campus de León y Ponferrada de la Universidad de León han publicado un artículo en la revista internacional ‘Nutrients’ en el que analizan la evolución del consumo dietético en la población española y cómo influye éste en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), unos datos que muestran una reducción del 17,5%.

El grupo hizo un análisis de los datos recopilados por el Instituto Nacional de Estadística en la Encuesta de Presupuestos Familiares entre 2006 y 2023 sobre el consumo de 24.000 hogares españoles. Laura Álvarez, investigadora del área de Medicina y Salud Pública y autora del artículo explicó que «a partir de esos datos determinamos qué tipo de alimentos se consumen, en qué cantidades y vimos la repercusión de esos alimentos en el medio ambiente». «En este caso, se hizo la medición según la emisión de gases de efectos invernadero. Vimos que desde 2006 a 2023 la tendencia fue a consumir menos carne roja, pescados, lácteos y grasas. Esto provocó un descenso en la emisión de gases de efecto invernadero», detalla la investigadora.

Para realizar el estudio, los científicos emplearon bases de datos que recogen el impacto ambiental de cada uno de los alimentos. Estos datos de consumo fueron recogidos por el grupo, tradujeron el impacto ambiental de esos grupos de alimentos y, finalmente hicieron el sumatorio para determinar cuánto se consumía cada alimento y observar qué impacto ambiental suponía. «A partir de ello pudimos observar qué tipo de productos aumentaba su consumo, cuál se mantenía constante, cuál descendía… En función de ello, se analizó el impacto ambiental. Los grupos de alimentos con mayor impacto en el medio ambiente fueron las carnes, los pescados, los lácteos y los productos de origen animal en general. Al descender su consumo se tradujo en una reducción de los gases de efecto invernadero», destaca Álvarez.

En concreto, el descenso del consumo de estos grupos durante el periodo analizado fue de 39.9 kilos/año a 35.5 kilos/año en el caso de la carne roja, de 24.3 kilos/año a 19.0 kilos/año del pescado y los productos lácteos de 113.4 kilos/año a 99.7 kilos/año. El impacto ambiental de la dieta, en términos de emisiones de GEI, se calculó utilizando el índice Dietary Score que mostró como resultado que «el impacto ambiental de la dieta española, en términos de GEI, tuvo una tendencia a la baja en los años analizados, pasando de 3978.1 gramos CO2-eq en 2006 a 3281.4 gramos CO2-eq en 2023, lo que supone una disminución del 17,5%».

Infografía sobre la alimentación y el medio ambiente.ULE

La dieta mediterránea

A pesar de que alimentos como los pescados o las carnes tienen un mayor impacto en el medio ambiente, los investigadores recalcan que no se trata de prescindir de ellos, sino de reducir su consumo y apostar por la variedad. «Una cosa es que sepamos que tienen un impacto ambiental y otra cosa es que no se puedan incorporar dentro de la alimentación. En el estudio, nosotros decimos es que se trata de tender hacia dietas que sean más sostenibles como la dieta mediterránea. Este patrón de alimentación promueve el consumo de alimentos vegetales sin eliminar el consumo de productos de origen animal. Al final, se trata de un equilibrio. Sería imposible centrarnos en un solo alimento para llevar una vida saludable, aunque tuviera el impacto más bajo. Por ello, no podemos hablar de un único alimento ecológico. Ni tampoco tendría sentido establecer un patrón de alimentación con base en un único grupo de alimentos», afirma.

«Cuando hablamos del impacto ambiental de un alimento no es por el producto en sí. Las bases de datos que utilizamos recogen el ciclo de vida del alimento. Por ello, recopila todo el impacto ambiental que genera desde la granja hasta que llega el consumidor. Todo eso se va sumando. Al final, todo lo que proviene de fuera, está envuelto en plástico, se transporta con un envasado, etc. va a tener un mayor impacto. Dentro de ello, se establecen distintas clasificaciones por grupos y el grupo de productos de origen animal por todo el ciclo de vida que tienen son menos ecológicos», agrega.

La científica afirma que «uno de los pilares de la dieta mediterránea es el consumo de productos locales y de temporada» y «todo ese tipo de productos los tenemos en la provincia de León y se pueden consumir». Dentro de este grupo de alimentos con menor impacto, hay opciones como las legumbres, los pimientos del Bierzo o los puerros de Sahagún, entre otros.

Por otro lado, el estudio determinó también el nivel de adherencia a la Dieta Mediterránea que, según Álvarez, «se mantuvo, más o menos constante, pero aumentó ligeramente en la escala de puntuación pasando de 34 a 35 puntos en 2023», un aumento debido «fundamentalmente al aumento en el consumo de verduras y de cereales y una disminución en el consumo de pescado», concretamente el aumento de vegetales consumidos fue de 42.7 kilos/año frente a 44.3 kilos/año, el de cereales de 53.1 kilos/año frente a 72.6 kilos/año, y una disminución en el consumo de pescado, que bajó de 24.3 kilos/año a 19.0 kilos/año.

Próximos pasos

El grupo de investigación de la Universidad de León tiene previsto ampliar el análisis de la alimentación a otro tipo de factores como el uso del agua, el uso de la tierra, la acidificación, el potencial de eutrofización y el uso de la energía, ya que tienen una gran repercusión en el medio ambiente. Los autores del estudio concluyen que el objetivo de estos análisis consiste en «comprender los cambios en los hábitos de consumo de la población y evaluar su impacto en el medio ambiente para diseñar políticas alimentarias y de salud pública orientadas a un futuro más sostenible y saludable».

Alimentos leoneses ecológicos de proximidad

La provincia de León posee una riqueza cultural indudable, aunque no es su único atractivo. La gastronomía es uno de los pilares clave y existen numerosos productos locales que se encuentran protegidos. Algunos alimentos que no tienen una procedencia de origen animal y son aptos en la dieta mediterránea son la alubia de La Bañeza, la lenteja de Tierra de Campos, la manzana reineta del Bierzo, la pera conferencia del Bierzo, el pimiento asado del Bierzo, el pimiento de Fresno-Benavente, el puerro de Sahagún, el tomate de Mansilla de las Mulas y la miel de León.
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