Diario de León

«OXFORD & CAMBRIDGE… FAR EASTERN EXPEDITION»

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De Londres a Singapur… y regreso, «con vehículos sobre sus propias ruedas»; premisa ‘sine qua non’ . Corría 1955 cuando el inglés Christopher Cockerel construía un «hidrofoil» ; cuando dos locomotoras eléctricas francesas batían el récord de velocidad (330 Km/h.) y dejaba de fabricarse el último coche con motor de 8 cilindros en línea, el lujoso automóvil soviético ZIZ; cuando Mike Hawthorn e Ivor Bueb firmaban el primero de los triples en las 24 Heures y la ‘aleta de tiburón’ más famosa del mundo (Jaguar D Type) reinaba en La Sarthe. Fue entonces, en 1955, cuando seis intrépidos excursionistas, recién licenciados en ambas universidades, se aventuraban a lomos de dos unidades (azul Cambridge y azul oscuro Oxford) Land Rover Serie I Station Wagon; debidamente pertrechados, no faltaba el whisky ni los vasos plegables —¡pues claro…!-, amén de diversas aportaciones monetarias —Land Rover puso los coches— y, a instancia del mismísimo Sir David Attenborough, la filmación de la BBC y hasta un libro firmado por Tim Slessor —«First Overland» — que ha quedado para los anales como «Primera Overland» , no sólo por su importancia automovilística, también por la proyección histórica que significó el último viaje en automóvil por la carretera de Ledo, entre la India y la hermética Birmania, cuya frontera se cerraría poco después… y para siempre —aún sigue así—.

Así que, ahí quedo para la historia: desde el mismísimo Hyde Park londinense a través de Francia, Mónaco, Alemania, Austria, Yugoslavia (hoy Eslovenia, Croacia y Macedonia), Grecia, Turquía (el Bósforo se cruzó en barco), Siria, Irak, Irán, Afganistán, Pakistán, India, Nepal, Birmania, Tailandia, Malasia y Singapur: seis meses y seis días —¡anda que no son ‘matemáticamente exactos los british’ —, 18.000 millas (28.800 kilómetros… aproximadamente) para, a renglón seguido, disfrutar de tres semanas de asueto —también un poco de trabajo de campo— antes de enviar un coche a Rangún y otro a Calcuta en el camino de regreso a Londres, donde volvieron a recalar en agosto de 1956… «con vehículos sobre sus propias ruedas» en clara alusión —siempre tan deportivos… ellos— al «Crucero Amarillo» de Citroën, donde hubo que desmontar ‘a piezas’ los Autocadena Kegresse P17 para cruzar la cordillera del Nepal. Pero esa, es otra historia que, a lo mejor, otro día les contamos —y cotejamos— con éste primer viaje overland de la historia… ¡y lo firmó Land Rover!

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