Diario de León
Publicado por
Ruth de andrés
León

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enóloga

Tengo que confesar que estoy cultivando una afición nueva, que no entraba entre los propósitos del año; ya saben esos de hacer deporte, aprender alemán o cultivar bonsáis. Y aún más, está afición concierne a un tipo de lectura que nunca antes me había atraído, más bien al contrario. Tengo que confesar que he empezado a leer manga. Sí, sí esos cómics japoneses exagerados, de caras redondas y movimientos violentos que han dado lugar a criaturas tan dispares como Oliver& Benji, Dragon Ball y no sé cuantas historietas más. En mi favor, tengo que decir que lo hago por mi profesión.

Había oído hablar mucho de este cómic pero no me atraía su lectura. La razón era una mezcla entre pereza y aversión, la verdad. Ahora, me rindo a la evidencia y os aseguro que es absolutamente genial. Las gotas de Dios es el título de esta especie de folletín japonés que ha conseguido vender seis millones de ejemplares, desde que se publicó por primera vez en 2005. El éxito de ventas no se limita a Japón sino que ha llegado a Taiwan, Hong Kong y Corea. Incluso ha sido traducido al francés, y así es como ha llegado a mis manos. El propósito de aprender japonés no entraba en mis planes de este 2010. Los autores son los hermanos Yuko y Shin Kibayashi que escriben bajo el pseudónimo de Tadashi Agi. Ellos idearon la saga de Kami no Shizuki, que nos traslada de lleno al fascinante mundo del vino. El inicio es cuando menos original: el protagonista es el hijo de un prestigioso enólogo que rebelándose contra el designio paterno, renuncia a beber vino y empieza a trabajar en el sector cervecero. Todo se viene abajo, cuando el padre fallece y se abre el testamento. En él, el padre establece que la magnífica herencia que supone la bodega será para aquel de los hermanos capaz de descifrar los doce enigmas, correspondientes a doce vinos. Así se establece una competición entre ambos hermanos que es a la vez una iniciación en el mundo del vino. Pero además, nuestro protagonista llegará a descubrir otro vino más, que constituye el número trece, desconocido para todos y que será precisamente las gotas de Dios... y hasta aquí podemos leer.

La búsqueda de estos doce vinos y el aprendizaje del protagonista nos permite recorrer con él los mejores viñedos europeos y empaparnos amena pero rigurosamente los ambientes, las historias y los secretos de los vinos. Es una obra de iniciación para algunos y un libro de profundización para otros. De cualquier modo, es para todos un delicioso modo de pasar el rato y aprender. Pero sobre todo es un sincero homenaje al vino y una invitación a descubrir su universo. ¡Para leer sin moderación!

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