Diario de León

otra perspectiva del templo

La catedral se viste de noche

El emblema de León abre sus puertas un año más a las visitas nocturnas a través de ‘El sueño de la luz’, su proyecto cultural. un juego de luces poco conocido que hechiza a quien lo contempla

Uno de los guías del proyecto cultural de la Catedral de León explica algunos detalles sobre el templo a un grupo de visitantes.

Uno de los guías del proyecto cultural de la Catedral de León explica algunos detalles sobre el templo a un grupo de visitantes.

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León

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Sucedió un día por la noche. La fortuna quiso que decidiese entrar en la Catedral de León —una vieja conocida por su cercanía a la casa de sus padres— justamente cuando tocaba el cambio de luces. Era medianoche y los focos del exterior se apagaban para ceder el testigo a los de dentro. Lo que contempló entonces le dejó con la boca abierta. Un juego de luces desconocido hasta entonces que le sobrecogió de tal manera que decidió compartirlo con todo aquel que quisiera.

El protagonista de esta historia es José Manuel Rodríguez Montañés, el coordinador del Sueño de la Luz, el proyecto cultural de la Catedral de León. Y lo que cuenta, el origen de las visitas nocturnas que, desde hace un par de semanas, han vuelto un año más —y ya van cuatro— para mostrar al visitante una cara desconocida hasta hace poco de este emblemático monumento.

Empezaron en el 2009 y su enorme éxito ha hecho que, desde entonces, se haya dado continuidad a esta iniciativa, en la que se puede participar, previa reserva, los viernes y sábados en horario de 23.30 a 00.30 hasta mediados de octubre si el tiempo acompaña. Suelen constituirse grupos de treinta personas, aunque se realizan peticiones especiales para aquellos de más de veinte.

El objetivo no es otro que ofrecer una visión única, toda una experiencia estética de la arquitectura gótica de la Catedral que hechiza al visitante desde el instante en el que coloca un pie en la plataforma que acoge las visitas.

El escenario es una estructura instalada sobre los muros del triforio del primer tramo de la nave central, conocida como plataforma, la misma que acoge las visitas diurnas, aunque con una perspectiva bien diferente. Está colocada bajo el rosetón de Poniente, y a ella se accede utilizando los andamios en forma de escalera exterior que sirven para las eternas tareas de restauración y mantenimiento que se realizan en la fachada. Ahí también está una de las señas de identidad de este proyecto: la temporalidad.

«Queremos hacer de la debilidad una virtud. Por eso aprovechamos las obras y empleamos los andamios para ofrecer al visitante una perspectiva bien distinta, la visión de la Catedral de León desde otro punto al que se está acostumbrado que es este balcón privilegiado», explica Rodríguez Montañés.

Esto hace de las visitas nocturnas una experiencia con fecha de caducidad, pues se prolongarán durante el tiempo que duren las obras. De momento, los trabajos están en la segunda fase que abarca del 2009 al 2013 —la primera fue del 2006 al 2009— y que se centra en restaurar las vidrieras y la piedra de este emblema de la ciudad, sus dos elementos predominantes.

Rodríguez Montañés lo tiene claro: «Cuando acabe 2013 quedarán aún muchas vidrieras por restaurar. Y mientras haya restauración, habrá visitas».

Todo forma parte de El Sueño de la Luz, que es el nombre bajo el que se esconde el proyecto cultural de la Catedral de León. En él, tiene cabida un plan de difusión, que se puso en marcha para acercar al gran público esos pequeños detalles que, aunque parecen carecer de importancia, aportan ese algo más que convierten la visita en algo único. Ahí están las visitas nocturnas. «Queremos acercar a la gente todo el proceso de reformas de una manera física, que conozcan los pasos de la restauración, las partes deterioradas, el coste de los trabajos... todo», explica Rodríguez Montañés.

De esta forma, el visitante puede vivir en primera personas los detalles de la restauración al tiempo que conoce recovecos hasta ahora prácticamente inimaginables para casi todos y además contribuye, al pagar el precio de la entrada, a costear los trabajos necesarios.

El coordinador del proyecto cultural, junto a otros cuatro historiadores del arte, se encargan de dar las explicaciones durante la visita y, además, organizan talleres y actividades durante el resto del día. Ellos son quienes proponen los escenarios a visitar. Los cinco constituyen una de las dos partes del proyecto cultural. La otra la conforman las instituciones.

Durante el primer año de la puesta en marcha de las visitas nocturnas, la lista de espera llegó a ser de tres meses. Ahora, dependiendo de la época del año, no suele ser necesaria la espera. Hasta aquí llegan turistas venidos de otros puntos de España, que amoldan su estancia en León en función de la disponibilidad de plazas para hacer el recorrido en La Catedral de León.

Un audiovisual explicativo sobre las vidrieras protagoniza la primera media parte de la visita. En él, se aborda uno de los ‘tesoros’ del primer monumento nacional declarado en España (1944), sus cristales de mil colores que son la seña de identidad de este gigante de 1.850 metros cuadrados.

Además se cuentan algunos retazos de los historia como que comenzó a construirse en el año 1230 o que se asienta sobre lo que fueron las mayores termas del noroeste de España.

«Tratamos de hacerlo lo más llano posible y ameno para todos los públicos», cuentan sus organizadores. Para ello, recogen también los testimonios de algunos visitantes que, de una manera u otra, fueron testigos del paso del tiempo en la Catedral y cuyos comentarios incorporan a la información que exponen en las siguientes visitas. Por ejemplo, una mujer que recuerda el incendio de la Pulchra y que expuso cuáles fueron sus recuerdos de aquel día. «Así enriquecemos también los contenidos de las visitas», añade Rodríguez Montañés.

Después de la medianoche, cuando se produce el cambio de luces tras unos segundos de oscuridad y se ilumina el interior del edificio, la visita se centra en la historia de la Catedral, en su construcción y en los distintos procesos por los que pasó hasta llegar a la actualidad.

Es entonces, a partir de las doce de la noche, cuando la luz transforma la espacialidad de la Catedral, con el cambio radical de la imagen de las vidrieras, que ceden su protagonismo a la arquitectura gótica, porque la Catedral no son sólo vidrieras.

¿El perfil de la gente que participa en esta iniciativa? Absolutamente de todas las edades. La única condición es tener una plaza para poder observar la catedral a medianoche.

Los seis euros que cuesta la entrada se destinan los proyectos de conservación de la Catedral. «Por eso decimos siempre a los que vienen que contribuyen de alguna manera a que la Catedral esté como está ahora mismo, son una especie de promotores», aseguran desde el Sueño de la Luz.

Este cambio de luz de las vidrieras convierten a la Catedral de León en un lugar aún más mágico cuando cae la noche y son el origen de multitud de leyendas de la seo. Leyendas de las que ahora se puede estar un poco más cerca.

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