La masificación de carreras pasa factura a la Universidad

|||| La Universidad de León, como la mayoría de los centros en los últimos años, se ha empeñado en una carrera de captación de titulaciones que le ha llevado a convertirse en un gran monstruo poco menos que burocrático que engulle y devora recursos y presupuestos sin lograr a cambio un prestigio que haga mínimamente rentable mantener una buena parte de las licenciaturas. Lo confirma el Plan Marco Estratégico del Sistema Universitario de Castilla y León, que acaba de presentar la Junta a los rectores. El proceso de convergencia europea obligará a adaptar las enseñanzas a unos criterios mínimos que desde luego no son los de mantener titulaciones con escaso prestigio y menos salidas profesionales, en las que los profesores ocupan más pupitres que los alumnos. El informe es claro: de las 136 titulaciones que tiene homologadas el Ministerio de Educación las universidades autonómicas ofrecen 110; y la mayor parte de ellas con escaso número de estudiantes y vinculadas a sectores no productivos. Con estos mimbres, el coste de los centros universitarios y la escasa demanda de los profesionales que ponen en el mercado laboral hacen que la maquinaria educativa regional sea poco rentable y menos competitiva. Parece claro que crecer por crecer no era el camino adecuado para consolidar el Campus de Vegazana, y ahora también el del Bierzo. Aquella que se denominó la primera empresa de la provincia está derivando hacia una administración más, que sólo en algunos honrosos casos cumple las expectativas que se habían creado sobre la aportación universitaria a la sociedad leonesa.