Diario de León

Skoda Scout 2.0 TDI 4x4, aire campero

Skoda viste de SUV al Octavia Combi 4x4, lo dota con el motor 2.0 TDI (140 CV) y lo llama Scout. Se mueve con soltura sobre asfalto y, en tierra, no tiene nada que envidiar a un auténtico «todocamino». Su precio se sitúa en 27.100 euros

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J. FERNÁNDEZ - J. LESMES | texto
León

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Sensación de robustez. El Octavia Combi se viste de corto -en términos camperos-, sigue confiando en la tracción 4x4 firmada por Haldex y adopta una estética SUV que en nada -por lo dinámico- tiene que envidiar a un auténtico todocamino ; es más, se diría que nuestro protagonista lanza un órdago a modelos como el Allroad de Audi -su primo hermano-, al XC70 de Volvo o al Alfa Crosswagon, por poner sólo algunos ejemplos... para entrar en ambiente. El maquillaje aventurero se declina en llantas de 17 pulgadas (15 monta el Combi 4x4) y, coincidencia de cifras, también en 17 milímetros suplementarios de altura libre al suelo (40 milímetros más que un Octavia convencional), protecciones de bajos delanteras y traseras, amén de unos marcados aletines en los pasos de rueda y unos prominentes parachoques bitono. Con estos mimbres, Skoda nos propone un explorador que no ve penalizado su comportamiento en carretera y que, eso también, nos permitirá un evidente disfrute cuando se abandona el asfalto. Dejando siempre meridianamente claro que el Octavia Scout no es, en modo alguno, un todoterreno. Olvídese -el usuario- de abordar difíciles enclaves campestres, aunque no tenga tampoco empacho en circular -con garantís de éxito- por caminos de tierra. En cualquier caso, es posible abordar ángulos de ataque frontales de 16,3º y de 16,9º traseros, lo que no está nada mal para un turismo vestido de campo. Siempre que las pretensiones no resulten exageradas, el Octavia Scout es capaz de solventar situaciones bastantes comprometidas en conducción off road , más que sobradas para un uso todocamino y sin necesidad de rendir tributo a la sofisticación electrónica, en el reparto del par de tracción, que montan algunos modelos específicos de todoterreno (ver apartado). En condiciones normales, la tracción integral se reparte en 90/10 delante y detrás, aunque puede llegar al 50/50 si se rueda en situaciones extremas. Como viene siendo habitual «norma de la casa», la sensación de robustez es lo primero que observará el conductor al ponerse frente a un volante -regulable en altura y profundidad- de aro grueso y tapizado en cuero, también al apoyar sobre un deportivo pedalier de aluminio perforado antideslizante y sobre un reposapié izquierdo de generosas dimensiones y perfectamente situado para ofrecer la mayor comodidad en recorridos largos. Los asientos, combinados en cuero y tela, sujetan bien el cuerpo (la banqueta es inusualmente larga, lo que también se agradece) aunque es verdad que el puesto de conducción está ligeramente desplazado con relación al eje de la columna de dirección. Muy en la línea del fabricante, el salpicadero, cuadro y consola central, son tan espartanos como bien resueltos y con aspecto «de durar»; sin concesiones estéticas, aunque con todo lo necesario para la información del conductor y una buena calidad de vida a bordo por, entre otras cosas, la perfecta situación -y agrupamiento- de los mandos. A la vez que se cuenta con una generosa profusión de huecos portaobjetos, el más curioso a la izquierda del volante: una «miniguantera», con base interior de fieltro antideslizante, situada justo debajo de la ruleta de activación de las luces. Y por aquello del carácter todocamino del Scout, frente al copiloto y sobre la guantera principal, un práctico asidero en terminación simil-aluminio. Mientras la condición de Combi (familiar) se pone de manifiesto en un «panorámico» maletero: 580 litros, ampliables a 1.620 si se abaten los asientos traseros. En el capitulo rutero, y aunque a una romana que supera la tonelada y media (además de la tracción 4x4, que también «marca») no le hubiera venido mal algunos caballos más, los 140 «auténticos» que se ofrecen, propician un comportamiento más que satisfactorio de nuestro protagonista en recorridos de autovía y autopista, con la posibilidad de mantener cruceros sobradamente holgados y con una respuesta suficiente desde los regímenes más bajos del cuentavueltas; quizá no tan agradables como los que proporcionaría la inyección por rampa común (monta inyector-bomba), pero tan interesantes como los 10,2 segundos para acelerar de cero a cien y con la guinda de una punta rayana en los 200 por hora (197, según la homologación). Eso, por no hablar de una sexta tan utilizable como cualesquiera otras de las marchas que, con unos engranados que pueden calificarse de perfectos, tiene la caja manual del Scout. El fabricante ha tenido buen cuidado en ofrecer unos desarrollos cambio/grupo que den viveza al conjunto sin penalizar los consumos: entre 6,5 y 7 litros de media propician una autonomía rayana en los 800 kilómetros, más que suficientes para satisfacer las expectativas de cualquier viajero. Por lo demás, los frenos cumplen con autoridad; las suspensiones sujetan bien en mantenimiento de las trayectorias y las tres vueltas entre topes -de la dirección- combinan perfectamente con la utilización carretera/ciudad del coche. En suma, que el Octavia Scout 4x4 se revela como un modelo bien interesante para quien pretenda un coche versátil, cómodo, fácil de conducir y con evidentes aptitudes todocamino , aunque no lo parezca... tanto.

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