¿Quién dijo cuñado?

Hace unos años, cuando Penélope era la novia oficial y mundialmente reconocida de Tom Cruise, a su hermana Mónica se le escapó referirse en público al famosísimo actor norteamericano como «mi cuñado». Hoy, no es que se arrepienta de aquello, pero prefiere correr un tupido velo sobre el pequeño desliz. Ante la pregunta: ¿Llamarías hoy cuñado a Javier Bardem?, Mónica espanta semejante idea con la mano. Y previene a esta periodista. «No me lleves por ahí, que no voy a entrar. Porque además -”aclara-”, las cosas son mucho más sencillas que todo eso».

Tan sencillas como que Penélope Cruz y Javier Bardem, al margen de los viajes, de los rodajes, y de una permanente exposición a los focos, son una pareja como cualquier otra. Se quieren y procuran pasar todo el tiempo que pueden juntos.

La relación de Penélope Cruz con Tom Cruise, sin embargo, fue tomada por toda la prensa como algo mucho más «antinatural».

Hasta la forma en la que sucumbió la familia Cruz, en masa, ante los encantos del americano resultó algo desproporcionada. Llegó un momento en el que parecía que tanto Pe como sus padres y hermanos estaban dispuestos a abrazar la exótica doctrina de la Cienciología.