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ejecutivos como el de irlanda, grecia, portugal o islandia se vieron abocados a anticipar las elecciones generales

José Luis Rodríguez Zapatero, hace unos días en el Palacio de Marivent.

José Luis Rodríguez Zapatero, hace unos días en el Palacio de Marivent.

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El pasado 29 de julio el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, deshojó la margarita y tras fuertes presiones finalmente convocó elecciones generales para el 20 de noviembre. Será el quinto país europeo que lo haga. No solo las encuestas, también los precedentes en otros países dicen que el PSOE tendrá muy difícil mantenerse en el poder después de estos comicios.

La crisis económica comenzó a cobrarse sus primeras ‘víctimas políticas’ a partir del 2009. Ejecutivos como el de Irlanda, Grecia, Portugal o Islandia se vieron abocados a anticipar sus elecciones generales por una mala situación financiera o la imposibilidad de llegar a acuerdos concretos de gobierno con los principales partidos de la oposición.

El primer adelanto electoral tuvo lugar el 27 de abril del 2009. Ese día, la izquierda islandesa obtuvo una histórica victoria en los comicios generales en las que los electores castigaron al partido conservador, al que aún hoy acusan del derrumbe económico del país.

En septiembre de ese mismo año, el primer ministro griego, Costas Karamanlis, se vio obligado a un anticipo electoral ante la exigua mayoría con la que contaba el partido conservador, de tan solo un escaño. El Pasok de Giorgos Papandreu, principal partido de la oposición, consiguió la mayoría absoluta con un 43% de los votos. El descontento de la ciudadanía se reflejó en la participación, que descendió un 7% con respecto a las anteriores elecciones.

Un año después,el primer ministro de Irlanda, Brian Cowen, del Fianna Fáil, anunció un adelanto electoral ante el inminente rescate económico del país por la Unión Europea. Pasados cuatro meses, el principal partido de la oposición, el conservador Fine Gael de Mary Mc Aleese, se alzaba con la Presidencia gracias a un pacto con los laboristas. El gobierno saliente del Fianna Fáil cayó hasta un 15%, unos datos sin precedentes en la historia de la formación. El partido socialista de Portugal ha sido el último en caer. En el mes de abril y tras la negativa del parlamento a aprobar el plan de ajustes, el primer ministro, José Sócrates, decidió dimitir y convocar comicios anticipados para junio. Meses después, las urnas le daban el triunfo al partido de centroderecha portugués de Passos Coelho, que conseguía sus mejores resultados electorales de los últimos veinte años, con un 41% de los votos.

Brown, el caso más sonado El cambio más relevante fue el de Reino Unido, donde Gordon Brown cedió la jefatura de Gobierno a los conservadores liderados por David Cameron, tras 13 años de hegemonía laborista. Brown heredó el poder de Tony Blair con una amplia ventaja en las encuestas, pero, tras apenas tres años de mandato, se vio desalojado del número 10 de Downing Street como castigo de los votantes ante la mala gestión de la crisis.

Incluso en países como Alemania o Francia las encuestas apuntan a un giro político que podría llegar también mediante un anticipo electoral. Frank Walter Steinmeier, el exvicecanciller, socio de coalición de Angela Merkel y jefe de la oposición socialdemócrata alemana, sostiene desde hace meses que la forma «más limpia» de salir de esta situación es mediante unas elecciones federales. Merkel comenzó su ascenso a la cancillería alemana gracias al simbólico triunfo de la CDU, en las elecciones de Westfalia. Sin embargo, en los comicios regionales del año pasado, las urnas renanas realizaron el camino inverso.

Tampoco se escapa a esta vorágine, el partido de Nicolas Sarkozy, que el año pasado sufrió un revolcón electoral en los comicios regionales. En Francia empiezan a crecer las voces que piden un adelanto electoral. Algo a lo que no está dispuesto el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quien ya advirtió de que no se presentará a la reelección, pero que de ningún modo accederá a adelantar las elecciones, a pesar del descontento generalizado de la población del país transalpino, que ya se manifestó en los últimos referéndums. La excepción en Europa son los liberales de centro derecha de Polonia, que parecen resistir a esta crisis de gobiernos y se mantienen en el poder el partido de Plataforma Cívica del primer ministro Donald Tusk. El menor impacto de la crisis en este país ha permitido a su partido mantener el poder sin sobresaltos.

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