Diario de León

 OPINIÓN

Diagnóstico cáncer: ¿qué pasa ahora con la alimentación?

Fotografía de un puesto de venta de frutas y verduras.

Fotografía de un puesto de venta de frutas y verduras.Carlos ortega

Publicado por
EMILIO BLANCO Especialista en dietética y nutrición
León

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Hoy día sabemos que la alimentación, una correcta alimentación, constituye uno de los pilares fundamentales de un buen estado de salud. Pero ahora, te acaban de diagnosticar o estás en tratamiento para el cáncer. Que pasa ahora con la alimentación. ¿También ahora es uno de los pilares fundamentales? Pues sí, y ahora con más motivo. La propia enfermedad o el mismo tratamiento puede y debe cambiar tu forma de alimentarte.

Una buena, correcta alimentación, colocará a tu organismo en mejores condiciones para afrontar esta adversidad. Te hará sentirte mejor, tendrás más energía, más fuerzas, tolerarás mejor el tratamiento y conseguirás una más pronta recuperación. Debes alimentarte de una forma suficiente, equilibrada y armónica y si has de cambiar tus anteriores hábitos alimenticios, no dudes ni un instante; hazlo.

Que quiere decir «suficiente»; pues que tus necesidades han cambiado, fruto de la propia enfermedad o del tratamiento a que estás sometido y tendrás que ajustar la ingesta de alimentos a esta nueva situación. Puede que alimentos que consumías con frecuencia y en cantidad, debas moderar ambas; puede que otros alimentos que jamás habías pensado en consumir, ahora te sean de gran utilidad, puede que debas modificar tus horarios de comida; es decir, los cambios van a ser inevitables, pero serán temporales, eso ayuda.

Cuando te digo que hay que alimentarse de forma «equilibrada», quiero decir, que todos los grupos de alimentos deben estar presentes en tu dieta: hay que consumir hidratos de carbono, grasas, proteínas, fibra, vitaminas y minerales. Como no existe ningún alimento que nos proporcione todo esto, hay que recurrir a una gran variedad de ellos.

Cuando hablo de «armonía» en la alimentación, me estoy refiriendo a que hay que consumir preferentemente alimentos lo menos procesados posible y lo más cercano a su estado natural ( frutas, verduras, alimentos integrales).

Todas las personas somos diferentes y la enfermedad te convierte en único, por lo tanto, el abordaje de este tipo de situaciones ha de ser totalmente individualizado. Aun así, sí que se pueden establecer unas pautas generales ya que algunas situaciones (anorexia, delgadez, astenia, diarrea, estreñimiento, boca seca, dificultades de deglución, trastornos del gusto y olfato, nauseas, vómitos, molestias gástricas, etc.) son muy prevalentes independientemente del tipo de cáncer.

Aunque no lo sabemos todo, cada día sabemos más sobre las implicaciones de determinados alimentos o compuestos presentes en estos y sus repercusiones en la salud. Muchas veces cometemos el error de hablar de alimentos buenos y alimentos malos, eso no existe, no hay alimentos buenos ni malos, es el uso que nosotros hacemos de los mismos los que confieren ese calificativo a un alimento; la frecuencia de su consumo y la cantidad. Puede que en determinados momentos, lo correcto, sería hablar de apropiados o no apropiados ( la leche por ejemplo, es un alimento muy completo; en personas intolerantes a la lactosa, no resultaría apropiado su consumo).

¿Qué alimentos o sustancias no serían apropiados para la situación ante la que nos encontramos? Exceso de grasas, café, alcohol, ahumados, conservantes, edulcorantes, nitritos, sal, azúcar refinado y bebidas carbonatadas.

¿Qué alimentos o nutrientes si serían apropiados? Frutas, verduras, alimentos integrales (fibra), vitaminas (A,C,D,E, B3, ácido fólico) y minerales (Selenio, Zinc)

¿En qué alimentos podemos encontrar todos estos nutrientes beneficiosos? Vitamina A (hígado de cerdo, ternera, pescado azul, queso, mantequilla, zanahoria, avena, berro, acelga, achicoria, frutas rojas, naranja), vitamina C ( cítricos, soja fresca, coles, grosella, perejil, pimientos, kiwi, vegetales de hoja verde, fresas, patatas, tomate, brócoli, coliflor), vitamina D (aceite de hígado de bacalao, atún, bonito, congrio, salmón, yema de huevo), vitamina E (aceites vegetales, frutos secos, cereales integrales, germen de trigo, hígado, aguacate), vitamina B3 (carnes poco grasas, aves, pescados, legumbres, cereales integrales), ácido fólico (hígado, legumbres, verduras de hoja verde), selenio (hígado de cerdo, cordero, pollo, harina de trigo integral, atún en lata, mejillones), zinc (ostras, germen de trigo, cereales integrales, yema de huevo, hígado de cerdo, carnes rojas).

La ingesta total del día deberás repartirla bien, lo ideal sería 5 comidas al día; te darás cuenta que te sientan mejor las comidas frías o templadas que las calientes; normal. Cuando vayas a comer, come, procura no beber, bebe fuera de las comidas, mastica mucho y bien. El bocadillo, siempre que sea posible es una estupenda opción; cuando estés más animado, prepárate un buen bocata con aquello que te apetece y disfruta.Huye de barbacoas, carnes o pescados a la brasa, platos excesivamente elaborados y bebe una infusión diaria de tomillo, té verde y alcachofera. Nuestros filtros son los riñones, hígado y pulmones y hay que limpiarlos. Para eso recomiendo la infusión 10 días cada trimestre siempre y cuando sea compatible con la situación de salud.

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