Cenizas para cerrar una atormentada espera...

El pozo grajero de Lario fue la primera fosa común del franquismo exhumada en España conforme a las actuales leyes civiles y penales. Fue en 1998 y hubo un desconcierto total. No existían asociaciones de víctimas. La memoria histórica era sólo un concepto, que además no entraba en el lenguaje judicial. Los familiares tuvieron que pagar sus viajes, mover los papeles y conseguir un nicho común en un cementerio cercano a la fosa donde habían permanecido ocultos casi 70 años. La funesta fosa fue cerrada con una placa, donde se han podido vivir momentos muy emotivos, como el de la imagen, donde la descendenciente de un paseado esparce sus cenizas junto a la sima a la que fue arrojado tras su fusilamiento.