Cesta con sello autóctono
El primer día de la feria congregó a una nube de políticos y cientos de visitantes a la caza de degustaciones y compras
Visitantes degustan embutidos de la tierra en uno de los stands de la feria en el León Arena.
Las luces de los flashes deslumbran y asustan. Eso pensaron ayer, mientras ayudaban a cortar la cinta de inauguración de la feria, los pequeños Diego, David y Ainara. No salían de su asombro ante tanto protagonismo. Y a los pocos minutos frente al micrófono, entre los trompicones de la lectura y la timidez que enmudece. «Vosotros, venid conmigo», les dijo la presidenta de la Diputación antes de comenzar el recorrido por los 79 stands, acompañada de una nube de políticos, empresarios del sector y profesionales de este tipo de actos.
Bolsa en mano, los pequeños iban recibiendo en cada puesto obsequios. Encantados, degustaban con dotes de paladares profesionales imitando a los mayores. Quesos, embutidos, dulces, miel, frutas... En los brindis, con vinos Tierra de León y Bierzo, observaban en silencio. Admiraron las enormes piezas de chuletones Montañas de León o los tomates relucientes de La Huerta de los Picos de Europa. Ante los chocolates Peñín y Santocildes, ojos golosos. También muecas de «¡No me gusta!» frente alimentos demasiado intensos para paladares aún por crecer.
A pesar de la calefacción, el ambiente era gélido anoche en el coso taurino. La intensa helada del exterior traspasaba los muros de la plaza y nadie se atrevía a quitarse el gorro, los guantes y el abrigo.
Ante los «stands» nubes de degustadores y menos compradores. Muchas preguntas sobre los precios, el origen de los productos y el proceso de elaboración.
Y antes de que se cerraran las puertas el primer día, una degustación de vinos Tierra de León y Bierzo maridados con alimentos de la despensa de la tierra. Hoy aguarda ya un intenso programa y oleadas de visitantes, según las previsiones. Una cita para un largo puente con los sabores más genuinos de la provincia.